Aquí está. La prueba, por fin, de que PSP daba para más. La muestra de que si las cosas se intentan hacer bien, salen bien. Porque “NFS: Shift” no es el culmen del género de conducción (preñado de joyas en la portátil de Sony), pero si lo es de la franquicia en esta consola. Y es que si el año pasado decíamos que NFS: Undercover era, básicamente, muy flojo, en esta ocasión bien sabe reconocer que -casi- todos los fallos del antecesor han sido corregidos. Pasemos pues ha diseccionar que nos ofrece este título de EA, empezando con la parte preferida de las graphic whores.
Desde el principio todo causa una buena impresión: el diseño de menús, de líneas verdes, blancas y negras, da un toque dinámico y fresco, mientras que ya ingame, el apartado de pros supera ampliamente al de contras. Los coches están muy bien modelados (quizá su único pecado sean los faros -muy cutres y no alumbran al aterdecer/de noche- y que los logos de las marcas o el tapón del depósito pueden llegar a desentonar), con unos adecuados brillos y reflejos del entorno. Respecto a este, solo caben alabanzas. Los escenarios tienen un distancia de visión muy buena, con algo de popping en entornos urbanos muy “saturados” de edificios, pero bastante detallados tanto por número de elementos en pantalla como por el texturizado (en algunos casos, como las vallas excelente). A destacar la labor de localización, en la que podremos reconocer edificios tan emblemáticos como el Golden Gate, el Transamerica Pyramid Building o las típicas calles con las largas cuestas, solo hablanda de San Francisco. También visitaremos Tokio, Chicago, Paris…
Llegaremos a todos estos lugares en el modo “World Tour”, que nos enfrentará sucesivamente a varios “jefes” mientras pasamos poco a poco de categoría, para llegar a ser los mejores pilotos del mundo. En este modo hay 6 niveles, desde el más sencillo -Novato- hasta el más alto -Élite-. Estos, a su vez, se dividen en 5 subgrupos y 2 eventos con los jefes. Cada vez que pasemos de nivel tendremos que superar una prueba que nos permita competir en el mismo. Superada esta, tendremos otras 4 carreras, que dan acceso a otras 8, y estas a su vez a la conclusión del nivel. Por cada prueba superada con éxito conseguimos 10 puntos (hasta completar un máximo de 690), que nos irán abriendo las puertas a los enfrentamientos contra los jefes.
En este modo he detectado un pequeño bug, que si bien no entorpece la experiencia, si la empaña. Tras acabar con el último conductor (Ryo Watanabe), habiendome dejado por el camino el noveno desafío, al finalizar la última prueba, el juego me instaba a enfrentarme a Ryo, cuando, como ya he dicho, esta había sido derrotado. Un fallo menor, debido en parte a que soy muy bueno (XD), y a un “regalo” de brightlight (estudio desarrollador) hacia los jugadores. Y es que, dependiendo de lo bien que conduzcamos en determinados aspectos (drift, velocidad, precisión y agarre) podremos desbloquear un “pepino”, el BMW M3 GT2 que ocupa la portada del juego, aproximadamente al 50% de avance. Este coche tiene la prodigiosa capacidad de pegarse como una lapa al asfalto (con lo bueno y malo que eso implica) y es prácticamente el segundo/tercer mejor vehículo del extenso plantel que conforma el juego, lo que nos facilitará sobremanera llegar hasta el más alto nivel.
Ains… llegamos al peor aspecto del juego: su dificultad. “Descompensada” es la palabra que mejor la define, por dos motivos:
Las pruebas de drift son un suplicio si no se sabe como afrontarlas. Comos somos güenas pe’sonas ya os digo que el truco es no dejar desaparecer nunca el multiplicador.
La CPU hace trampas.
Explícome: todas las carreras, excepto las de “Cara a cara” (que nos enfrentan al jefe de turno en un mano a mano) y las de “Drift”, cuentan con la participación de 8 vehículos (6+1+1), del 7º al 3er lugar para hacer “bulto” los dos primeros como “liebres”. Normalmente, los últimos vehículos son fáciles de sobrepasar. Normalmente. Porque en el momento menos esperado, nos pueden embestir por detrás, o darnos el fatídico toquecito que nos envía directamente contra las protecciones. Si bien esto no es malo per se, si que afecta a la jugabilidad que mientras nosotros peleamos con las tortuguitas, el primer clasificado (aka, el “jefe”) sale disparado desde el comienzo, sacándonos fácilmente 6 segundos de ventaja en el primer parcial, sin nada que hacer por evitarlo. Es especialemente frustrante en las pruebas de “Sprint” donde las distancias son cortas y hay que medir muy bien el uso del nitroso.
El nitroso. Un bien preciado, que más que nunca hay que saber usar, porque de partida solo disponemos de una carga (que no se recarga, valga la rebuznancia), el coche es extramadamente inestable (toca el volante y estás muerto) y si rozamos una valla el coche quedará completamente destrozado. Si, hay daños, y muy espectaculares para más inri, tanto que por momentos nos recordará al mejor Burnout hasta la fecha (Takedown), por este y otros detalles, como que si vamos en dirección contraria aparecerá un bonito muro rojo que nos impedirá el paso, o los espectaculares efectos de deslumbramiento del sol, el efecto embudo, el difuminado, el blur… Y por suerte, pese a que nos hacen trampas, será posible ver de cuando en cuando como los rivales se pegan verdaderos ostiazos ante nuestros ojos: humaredas, vueltas de campana, coches reventados… una gozada.
No me gustaría seguir el análisis sin antes repasar las opciones de personalización de los vehículos, que ahora se reducen a un “pack de ensanche” desbloqueable, unas cuantas mejoras de nitroso, motor, neumáticos, y la posibilidad de aplicar diferentes “skins” al coche, entre las que nos ofrece el juego, o bien importando una imagen desde nuestra Memory Stick. Está opción abre las posibilidades de emular vehículos de otros juegos, como mi amado BMW de “NFS: Most Wanted”. La personalización de los vehículos, como se aprecia, está muy simplificada, pero no es una carencia detacable. Si lo es la ausencia de modo “online”; pese a que el juego en línea con la PSP no es santo de mi devoción, nunca está de más contar con estas posibilidades. Lo que si encontramos es un estupendo “ad-hoc”, que nos permitirá disputar carreras de cualquier tipo (y hay muchos tipos) con nuestros amigos.
El apartado sonoro uno de los aspectos menos favorecidos del juego. Pese a que la selección de canciones no es “desafortunada”, si que deja algún regustillo amargo porque le falta, a mi modo de ver, “pegada”; lamentablemente no tiene remedio porque no podemos escuchar nuestros propias canciones desde la MS. El sonido de los vehículos en general es bueno, aunque sin destacar de nuevo. Como habréis observado, no he mencionado que tipo de juego es este “NFS: Shift”, y es que se aleja de sus hermanos mayores de 360/PS3/PC y sigue la senda del arcade puro (según se autodefine el juego, “una experiencia de acción de conducción” -signifique lo que quiera que signifique-). Una decisión discutible, máxime con el posible batacazo de “Gran Turismo PSP”, pero seguramente acertada, dado el resultado obtenido.
El mejor NFS hasta la fecha en PSP; un arcade puro con sobradas virtudes, destacado en un género tan bien explotado en la portátil como es el de conducción. En todos los sentidos, una compra segura.