Poco a poco los coches eléctricos van ganando corazones y plazas de aparcamiento, todo ello mientras algunas de las personalidades más influyentes de Silicon Valley no miran a la carretera, sino al cielo. El antiguo sueño del "
coche volador" ya no es una mera fantasía para firmas como
Uber o la propia
Airbus, que han anunciado el lanzamiento de iniciativas dirigidas a la creación de taxis voladores autónomos y eléctricos. El último proyecto impulsado por Larry Page no es tan ambicioso, pero al menos sus ingenieros ya pueden decir que es técnicamente factible.
El cofundador de Google y máximo responsable de Alphabet mantiene varias inversiones personales ajenas a los vastos dominios del gigante de Internet, y las tecnologías relacionadas con los transportes aéreos unipersonales han despertado su interés. Así es como ha terminado inyectando más de 100 millones de dólares en una secretista firma llamada
Zee.Aero y una cantidad indeterminada en la no mucho más pródiga
Kitty Hawk, que hoy ha publicado el primer vídeo de su aparato volador.
Según los responsables de este proyecto simplemente conocido como Flyer, una de sus grandes virtudes es que cualquier persona puede aprender a pilotarlo en cuestión de minutos. Exteriormente se podría describir como un híbrido entre un dron y un
quad. Sus prestaciones son todavía desconocidas.
El Kitty Hawk Flyer debería tener una versión comercial a la venta hacia finales de año, sin que por ahora se conozca su nombre definitivo o importe. Lo único claro es que las personas que se pongan en la lista de espera recibirán un descuento de 2.000 dólares en el precio de venta al público. Curiosamente, el Flyer podrá manejarse sin una licencia de piloto en Estados Unidos al estar clasificado como un ultraligero.
Por el momento Kitty Hawk no tiene planes para lanzar este primer modelo en el extranjero, posiblemente por las dificultades que entraña homologar y pilotar legalmente un vehículo de estas características. En cuanto a Page, por ahora se desconoce qué papel tiene en la compañía más allá de su rol como socio inversor, aunque es obvio que su mera presencia en la lista de accionistas aporta un caché con el que otras
startups solo pueden soñar.
Fuente: The Verge