Una joven alemana de 25 años, informática en paro, se ha visto abocada a tomar una difícil decisión: aceptar un trabajo en un burdel. De no ser así, el Estado le recortará drásticamente sus prestaciones por desempleo. Fuentes: http://www.diariodeleon.com/se_sociedad/noticia.jsp?CAT=248&TEXTO=3427415 Sin palabras.