Cleveland escribió:Yo no abogo por seudónimos. Tú lo llamas ego, hermestad, yo valentía. "Esta es mi mandanga, y la firmo con mi nombre". Sin vergüenza, sin complejos, sin miedos. Por lo menos, en este campo en concreto. Puede que la vida nos obligue a ocultarnos o a parapetarnos en otras regiones y actividades, pero en mis libros no me da la gana. Otra cosa ya es que uses seudónimo como parte de un personaje, como juguete, como artefacto literario, que seas célebre y desees ocultar tu identidad por cualquier motivo, etc. (...)
Adoptar un nombre artístico, para ser conocido por él, no es lo mismo exactamente que un seudónimo.
El nombre artístico está pensado para destacar, ser recordado con facilidad, y distinguirse de otros.
Por ejemplo, como antes mencioné, Cary Grant no se llamaba realmente así. Fue un nombre elegido conscientemente, para destacar, y consiguió su objetivo; pero cuando este actor tenía que hacer gestiones administrativas, no ponía
Cary Grant en sus documentos, sino Archibald Alexander Leach, un nombre que sería sin duda mucho más difícil de retener para el público.
Pero vayamos a un caso típico de persona que pertenece a un grupo social señalado por distintas razones: el pueblo judío. Un chico norteamericano que se llamaba
Eugene Maurice Orowitz tenía un padre judío y una madre católica. De los mundos judío y católico aprendió que era más interesante pasar desapercibido, que ir declarando públicamente que era judío, o católico; así que adoptó el alias de
Michael Landon. Un nombre fácil de recordar, y que de hecho, sigue siendo inmensamente popular décadas después de su fallecimiento.
Además, no olvidemos nunca que el derecho al nombre, es un derecho que tiene todo ser humano. Se puede cambiar el nombre que se tiene, o modificar, alterando el orden de los apellidos. Esto último sucede muchísimo, sobre todo en Estados Unidos donde el apellido materno muchas veces pasa a ser el nombre elegido y el paterno el que no se usa. Por ejemplo el ex beatle John Lennon, no se llamaba realmente así, sino John Winston Lennon. Como se ve, se hizo famoso por el apellido de su madre Julia Lennon, omitiendo el de su padre; pero es que es mucho más sonoro John Lennon que John Winston.
Sin embargo, tras su matrimonio con Yoko Ono, John Lennon hizo uso de su derecho a cambiarse el nombre y se puso John Winston Ono Lennon.
En cuanto a seudónimos, elegir uno no significa en absoluto renunciar a que se conozca la identidad real, pero sí distingue a quien lo usa de los demás. Por ejemplo ¿Alguien sabe quién fue José Augusto Trinidad Martínez Ruiz? Apuesto a que no le suena a nadie ese nombre. Pero "¿Azorín?" Ese nombre seguro que sí le suena a todo el mundo, porque es el alias de ese escritor español.
El alias o seudónimo es la base de lo que hoy se llama "la marca personal". Cuanto más original sea, mejor.
A veces el seudónimo se pone de un modo un tanto arbitrario. Por ejemplo el actor Dirk Benedict, realmente no se llama así, sino que se llama
Dirk Niewoehner. Un día cuando empezaba como actor, necesitaba improvisar un nombre comercial, y se inspiró en una caja de huevos "Benedict". De ahí el nombre.
Otro caso famoso de nombre modificado es el del astronauta del Apolo XI Edwin Eugene Aldrin. Le apodaban "Buzz", y al final él mismo se cambió legalmente el nombre, y se llama
"Buzz" Aldrin. Tal y como suena. De un apodo, ha creado una marca personal intransferible, que le distingue de todos los demás astronautas. Y por cierto, aquí hablar de cobardía sería equivocado porque para hacer uso de un nombre modificado como el de "Buzz" Aldrin hay que tener una gran personalidad, esto no es apto para personas convencionales que teman las críticas
Como veréis Buzz Aldrin firma sus libros tal cual.
Distinguirse, esto es muy importante, y se está olvidando. Se distingue no quien hace mucho ruido o mucho escándalo, sino quien logra brillar con luz propia, sin tapar la de los demás. En el pasado, los caballeros se dejaban bigote, barba, se ponían sombreros, trajes, etc. todo para no ser igual que el vecino y para ser diferente, distinguirse, que no es lo mismo que ser un presumido. El que busca la distinción, busca ser único, ser valorado por sí mismo, no por su semejanza con otros.
Alguien que se llame "José Luis Rodríguez Rodríguez" por ejemplo claramente necesita un seudónimo si quiere conocer la fama o por lo menos darle al público un nombre artístico que pueda relacionar con él rápidamente.