Weno, pos pa desahogarme, os paso a martirizar con una historia de ¿desamor? que me ha pasado.
Yo trabajaba en un comercio de informática, e iba a trabajar mañanas y tardes, más descansado, eso si, por las tardes.
Pues weno, resulta que una tarde, hace ya 6 meses, entró una chica hermosisima, polaca, cuya gracia atendia a Erika, de padre sueco y madre polaca, fisioterapéuta, con trabajo en la urbanización Sotogrande, en una clínica privada.
Con sus 34 primaveras, rubia escultural, separada, una hija de 6 añitos, y una risa cantarina, además de tener una voz susurrante y angelical.
Patinadora, juerguista, animosa, simpática, ojos inmensos y azules como el mar, con ganas de divertirse a todas horas, y, lo que más me sedujo de ella, su sinceridad y su forma de ver la vida.
Venía a conectarse a internet, y, como se sentia perdida, me pedía ayuda, y a mi me encantaba poder estar a su lado, oler su perfume, perderme en esos ojos azules...
Cuando ya después de 3 meses de venir, siempre por las tardes, comenzamos a habalr de nosotros, de nuestros sueños, nuestras vidas, nuestros deseos, e inclusive, llegamos a hablar de lo que esperábamos cada uno de nosotros en esta pérfida vida llena de sinsabores.
Al cuarto mes, una tarde, y sin venir a que, se acerco a mi, y, aprovechando que el jefe se hallaba ausente (como casi siempre), me dice, con su voz susurrante, "algún día podíamos quedar a tomar unas copas y así conoces a mi hija...", yo me quede de piedra, ya que pense, ya que habiamos quedado otras veces a tomar algo, que posiblemente hubiese algo más que amistad, y, por desgracia, ya no lo sabré.
Cinco días después de esta conversación, sucedió mi despido, y, aunque he echo todo lo posible, no he vuelto a verla, ni por la calle, ni en su trabajo (dicen que se despidió para irse a otro), ni en los sitios que solía frecuentar.
Me diréis que podía haber ido a esperarla cerca de donde trabajaba, y lo hice, pero lo cierto es que, como ya no abren por las tardes, por más que he ido no la he logrado ver más, y lo he intentado todo.
Ahora me como la cabeza y nunca sabré si pudo haber sido algo maravilloso o yo me estaba montando una de mis "fantasías animadas".
En fins, que nunca sabré que podría haber ocurrido, y eso es lo que más me jode, las vueltas que da la vida para que no se cumplan tus deseos.
Ahora en navidad, pido, si es posible, y si hay algo superior a nosotros, o el mismísimo espíritu navideño, poder volver a verla, aunque sólo sea para verla por última vez y poder saber que hubiese pasado.