Hubo un subgénero muy popular en la literatura inglesa, las "novelas de internados" o "boarding school novels" en inglés. Había montones y está claro de qué iban: niños encerrados en internados haciendo amigos y viviendo aventurillas, más o menos mundanas. Es algo con lo que los críos ingleses un poco pijos (o no tanto) podían identificarse mucho, por eso vendían como churros.
Naturalmente, para los 90 ese género ya estaba un poco de capa caída, pero su potencial estaba demostrado. Lo que hizo la Rowling fue muy inteligente: escribir una de esas novelas pero ambientándolo en un mundo secreto que la gente normal no podía ver. Las clases daban la excusa perfecta para exponer poco a poco las peculiaridades de ese mundo; a diferencia de otros libros de fantasía, aquí no teníamos protagonistas viajando por un reino mágico y luchando con espadas, sino chavales normales que tienen que hacer los deberes, evitar que les castiguen y practicar el deporte de turno.
Es muy identificable, y también lo es el propio protagonista. Aunque a la gente en Internet le encanta odiar a Potter como personaje, es totalmente ridículo intentar negar que su potencial para hacer que los niños se vieran retratados en él era inmenso, y es una de las grandes razones por las que la saga tuvo el éxito que tuvo. El crío es como un saco de boxeo, sus tíos le maltratan constantemente y logra escapar de esa vida gracias a que es un "mago" y es "especial" (algo muy satisfactorio para un lector de esa edad, que no va a poder evitar imaginar que a él también le llegue la famosa carta.
Lo importante es que el personaje, aunque siempre nos lo venden como bastante "especial" (un genio del deporte inventado de turno, conectado mágicamente al villano y, más tarde, muy hábil con los hechizos de autodefensa), en el fondo la mayor parte del tiempo sigue siendo un pringado, que sirve de saco de boxeo tanto para compañeros como para profesores la mayor parte del tiempo y que comete cagadas muy gordas. Su mejor amiga es mejor que él en prácticamente todo y realmente nunca es capaz de adelantarse a la conspiración de la novela de turno. Esto sirve para mantener la historia más anclada en la tierra y más cercana al lector: si fuese el puto amo que llega a Hogwarts y pone en su sitio a todo el mundo con su poder de "Elegido", la saga nunca habría funcionado.
La cuestión es que los niños se sentían atraídos por los libros debido a estos factores y otros (la idea de elementos que te digan "quién eres" como el Sombrero Seleccionador o el Patronus es muy atractiva para los adolescentes, es la misma razón por la que más tarde funcionaron cosas como Divergente). En cuanto a los adultos (ingleses), muchos habrían leído novelas de internados durante toda su juventud, así que Harry Potter para ellos no dejaba de ser algo conocido pero con un giro interesante. Así logró captar a tantísimo público en Gran Bretaña.
El caso de la publicación en otros países es un poco más raro. Se promocionaba y vendía bien, pero había ciertos elementos que a nosotros como lectores españoles nos sonaban un poco "alienígenas" (los alumnos cantando el himno de la escuela, los prefectos con permiso para castigar a otros estudiantes, etc...). Lo que para los ingleses era un sistema de internados muy natural, para el resto del mundo era un sistema bastante extraño. Yo recuerdo que me di cuenta de todo esto cuando me leí la biografía novelizada de Roald Dahl y me encontré una especie de Hogwarts realista y mucho más bestia
Obviamente, la popularidad de los libros hizo que el anuncio de las películas despertara una expectación inmensa, lo que les permitió a su vez colar publicidad y merchandising en básicamente TODO a todas horas. Es difícil que unas películas no vendan un mínimo con ese nivel de exposición, incluso si son malas. Y bueno, las dos primeras son bastante "buenas" (aunque torpes en algunas cosas) y trasladan muy bien la esencia de lo que son los libros. El resto... la verdad, me parecen malísimas y una adaptación terrible. Pero a esas alturas la franquicia ya era una máquina gigante de hacer dinero que iba a continuar escupiendo billetes hasta el final por mucho que descarrilada (y joder que si descarriló en las últimas pelis
).
En resumen, la clave del éxito fue dar un giro de tuerca a un género que decaía pero que había funcionado muy bien, crear unos personajes y mundo con el que los críos flipaban y se identificaban al instante y una cantidad brutal de dinero invertido en publicidad por parte de Warner Bros.