Cierto día llega un joven a confesarse y le dice al sacerdote:
"Padre, confieso que le hice el amor a mi novia".
El padre le dice: "Hijo, eres un pecador."
El joven se defiende diciendo:
"Padre, compréndame, es que ella sola, yo solo y la casa sola.
El padre dice: "Bueno, hijo, te comprendo."
"Pero padre eso no es todo, también le hice el amor a mi suegra."
"¡A tu suegra! eres un degenerado."
"Pero padre, comprenda, mi suegra sola, yo solo, la casa sola."
"Está bien hijo, te comprendo."
"Pero padre, hay mucho más, es que también le hice el amor a la abuelita de mi novia."
"Esto es el colmo," responde asustado el padre.
"Pero padre, compréndame, la abuela sola, yo solo y esa casa sola."
"Hijo, esto es muy duro de comprender."
"Pero padre, falta más todavía. Le hice el amor a..."
En ese momento sale el padre corriendo asustado y el joven le dice:
"¡Padre, por qué corre termine de escucharme!"
"¡No hijo, ni sueñe, es que usted solo, yo solo y la iglesia sola!"