Por comodidad, mi favorito es el Mando Pro de Switch. Para mis manos tiene el tamaño perfecto. Me recuerda al de Xbox 360, que era un pelín más grande que de Xbox One y me resultaba algo más cómodo que su continuación.
Sin embargo, para los juegos de PC (que es donde juego), el 90% de las veces sigo utilizando el de Xbox One, gracias a la sensata y maravillosa decisión de Nintendo de no ponerle gatillos analógicos a un mando de 2017. No hay mucho problema, porque el de Xbox también me gusta, pero toca tener dos mandos donde podría tener sólo uno.
El DualSense lo probé brevemente en los cinco días que duró la PS5 en casa (la devolví) y vaya, menudo cambio respecto al DualShock. Sigo prefiriendo el de Switch/Xbox por la disposición de los sticks, pero me resultó muy cómodo en tamaño, botones, tacto, etc. Si no fuera por eso, diría que es el mejor. La nueva vibración no me sorprendió tanto viniendo de la HD de Switch y el altavoz lo desactivé en cuanto pude, pero los gatillos adaptativos son una maravilla. Puedo vivir sin ellos (en realidad el método que más uso es teclado y ratón), pero es un detallazo.
Respecto a los Joy-Con, no me resultan especialmente incómodos. De hecho, son el método que utilizo en modo portatil y me he llegado a pasar Bayonetta con ellos. Pero sí, puedo decir que el día que jugué a DOOM de 2016 con ellos decidí no volver a comprar shooters en Switch. Sus sticks son lo más impreciso que he visto nunca. Simplemente por tamaño y recorrido no dan para ciertos géneros, no hay más. Sin embargo, con otros títulos no he tenido problema en turnar entre Mando Pro y Joy-Con. Lógicamente juego más cómodo en la TV con el Pro (que al final es cómo juego a la Switch el 70/80% del tiempo), pero vaya, que me hacen bien el apaño cuando la quito del dock.