matranco escribió:¿No crees que te estás flipando un poco para tener solo 100 libros?
Viva el postureo!
La importancia de una colección de libros o de lo que sea es muy relativa. Hace tiempo falleció un intelectual español y la familia donó su colección de recortes de prensa a la Fundación March.
Alguien podrá pensar ¿Y qué vale una colección de recortes de prensa? Pues bastante al parecer porque cubre un vasto período de tiempo y están ordenados por temática, asunto, fecha, etc. de modo que consultar esa colección es bastante interesante para investigadores.
Véase por ejemplo, Archivo LINZ:
https://www.march.es/bibliotecas/archiv ... x.aspx?l=1Algunos periódicos no conservan todos sus números, en especial los más antiguos, pero coleccionistas privados sí. Es sorprendente el valor (no económico sino cultural) que puede tener una colección privada.
Y visto desde un punto de vista diferente, el nulo o incluso el valor negativo que puede tener una gran acumulación de libros. A veces cuando se muere una persona de edad avanzada, esa persona solía atesorar una gran cantidad de libros en su casa, no necesariamente una colección ordenada, sino muchos libros... entonces la familia quiere quitárselos de encima y a los herederos se les ocurre la brillante idea de ir a "regalarle" los libros a una biblioteca pública, la cual naturalmente rechazará la donación, porque no es lo mismo una donación de ejemplares concretos que pueden ser de utilidad para el objeto y finalidad de la biblioteca, que acumular libros viejos sin ton ni son ocupando un valioso espacio que cuesta mucho dinero mantener.
A veces bibliotecas enteras acabarán malvendidas en el rastro o desechadas en contenedores de escombros, después de haber estado en vitrinas y estanterías de maderas nobles durante décadas. Basta echar un vistazo a las ONG británicas que venden en Ebay todo lo que les donan: muchísimos libros antiguos acaban allí en subasta. En un contenedor de escombros encontré yo hace unos años un ejemplar de una enciclopedia de los años treinta, en perfecto estado, ni siquiera las hojas estaban amarillas. Sin duda estuvo en una vitrina toda la vida hasta que alguien lo tiró al contenedor.
Además continuamente están ocurriendo cosas interesantes. Es posible que alguno de los libros que el compañero ya posee, dentro de cincuenta o cien años sea una pieza de coleccionista valiosa, nunca se sabe. Y los libros son objetos mágicos. Así que hace bien en ponerle un nombre a su biblioteca