Hombre, "progreso" y "The Strokes" son dos términos que no congenian. La gracia de estos es que hacen buenas canciones a la usanza de la epoca dorada neoyorquina de los setenta, a la manera de los geniales Television o Velvet Underground. De este tercer album, sin haberlo escuchado más que tres o cualtro veces sólo salvo un puñado de canciones, cuatro o cinco a lo sumo, que no colocaría entre lo más destacado de su repertorio.
En mi opinión la sección rítmica sigue estando en pena forma (lo mejor de la banda, sin duda) y las guitarras siguen juguetonas e inspiradas en la mayoría de los temas, pero es una lástima que al señorito Casablancas le dé por cargarse la mayoría de las canciones con su nueva (¿Porque?) forma de cantar... ¿Quien le habrá dicho que tenía que ser algo más que un rockerillo casposete con ramalazo crooner?... Una lástima.
Saludos!