Silent Hill, con esa saga descubrí y me enamoré del survival horror.
Yakuza, la cual me enseñó que jugar y aprender inglés no es un impedimento para disfrutar de grandes obras maestras. Además, la fidelidad con la que están recreadas las calles de Japón me sigue pareciendo increíble incluso a día de hoy.
Steins Gate hizo que me enamorase de las visual novels y de las "japonesadas" en general. Una obra maestra donde las haya.
Por último, Mirror's Edge es un juego que me encanta y me enamora a partes iguales, ya sea por lo innovador de su planteamiento, esa estética tan minimalista o el carisma de Faith, su protagonista. Ojalá salga una tercera parte (que no sea un reboot, a poder ser).