Yo creo que el tuning pudo empezar como necesidad, y pongo un ejemplo: supongamos que un chico se compra un coche ya con unos años, que necesita reparaciones, como cambiar el capó o una puerta. Y es imposible que quede de serie sin gastarse un dinero en un taller de pintura y chapa.
Entonces el chico decide hacer la reparación por su cuenta, e instala un capó comprado en una chatarrería, de otro color. Al instalarlo, le gusta cómo queda el contraste entre colores, y parece que lo ha personalizado. Como el resultado final es estéticamente agradable, otros le imitan, pero no por necesidad, sino por puro gusto estético.
Por cierto a día de hoy existe también el tuning de zapatos. Hay una marca, Golden Goose, que incluso pone a disposición del cliente como servicio adicional la posibilidad de contratar un artista experto en personalización, para que le decore sus zapatos de modo único.