Buenas
Tras mucho tiempo sin aportar ningún material escrito al foro me decido a poneros este boceto de historia que he intentado plasmar. En primer lugar, ya os digo yo de antemano que original no es, es un tema ya tratado, pero fue lo que me salio hace unos días.
Espero que lo leaís y a ver que opinión os merece (mala o buena). Así que sin más os dejo con ello.
Salu2.
Pd. Cada unos pocos días, en cuanto revise el numero de aprtes que hare, os lo ire subiendo. Las pondre en nuevos mensajes en este mismo hilo. Asi que eso es todo por el momento
QUEBRANTADOR
Nos encontramos en un mundo diferente al que conocimos. Un mundo que en su origen fue el más hermoso de cuantos hayan existido, pero que ahora yace sumido en la más profunda oscuridad y desesperanza.
En este lugar existían razas de muy variado tipo, algunas más avanzadas que otras, pero que siempre habían conseguido convivir en términos de armonía.
Esta paz se mantenía, en gran medida, gracias a las acciones que realizaba el consejo de los custodios del poder. Era una asamblea formada por miembros de las distintas razas, independientes del sexo o su condición, que contaban con ciertas habilidades que los convertían en los perfectos veladores de la paz. En el consejo no había ninguna cabeza visible pero, un día, llegado desde los confines más remotos del mundo apareció un joven con unos dones especiales. A medida que convivía con los “veladores de la armonía”, en su interior comenzó a fraguarse el deseo de tener más de lo que se le había dado
Con el tiempo, su noble espíritu se resintió por sus deseos. Pero él no prestó atención a su voz interior y la acalló para siempre. Sabía que era muy poderoso y las ansias de crecer en poder prevalecieron sobre la conciencia.
Al mismo tiempo se volvió receloso de sus compañeros. Temía que desearan quitarle sus poderes cuando descubrieran lo poderoso que se estaba volviendo. Así que se cubrió con una mascara de bondad y misericordia hacia los demás, tras la cual estaba su verdadero ser, para intentar mover los hilos.
Quería que el consejo nombrara una cabeza visible. Alguien que sirviera para representar sus poderes. Lo hacía porque así, según él, nunca existiría la posibilidad de que alguien decidiera buscar otros métodos para tener mas poder. Así también se impediría que pudieran estallar posibles conflictos internos que acabaran con los “veladores de la armonía”, con las negativas consecuencias que ese hecho significara para su hermoso mundo.
Pero al mismo tiempo, ya había comenzado a mover los hilos que en secreto había tejido. En verdad aquel joven, que un día llegara al consejo, procedía de una de las regiones más inhóspitas de aquel mundo. Allí era donde sus razas sentían envidia hacia lo que ellos no tenían y otros disfrutaban. Así que no le costó nada influenciarlos, con sus nuevos y recién adquiridos poderes, para que iniciaran los disturbios.
El mundo en armonía se enfrentaba a una gran tragedia, pues todas las negociaciones para mantener la convivencia fracasaban estrepitosamente una tras otra, por lo que el consejo se vio obligado a utilizar su poder para contener a los enemigos de la paz. Aquello era algo que no les gustaba hacer pero por primera vez en su historia no quedaba otra alternativa. Así que, para ese periodo de lucha, decidieron nombrar a un representante que hablara por todos. Y el escogido fue precisamente quien estaba manipulando todos los hilos por detrás de su máscara de bondad.
Todos los miembros le cedieron parte de sus poderes para que contuviera finalmente a los radicales. Entonces el joven, que ya no lo era tanto, accedió al conocimiento supremo del poder. Cuanto mas sabía más quería conocer. Sus ansias le cegaban. Sólo quería aumentar su poder. Así descubrió muchas cosas que, hasta los más sabios que él, no se habían atrevido a investigar. Encontró la manera de preservar su forma física engañando a la propia muerte. Sabía como evitarla. Jamás abandonaría este mundo y ahora contaba con el poder necesario para ello.
Cuando las disputas llegaron a su término... se desencadenó el principio del fin. El representante se negó a devolver sus poderes, alegando que los conflictos podrían volver a resurgir cuando menos se lo esperaran. Aquello sorprendió muchísimo a los más ancianos del consejo. A escondidas empezaron a indagar sobre aquella actitud del representante. Y aplicando sus poderes no tardaron en descubrir que aquel joven, ahora eterno, era quien estaba detrás de todos los conflictos. Tras la máscara de bondad se escondía un ser corrompido por el poder supremo.
Así llegó el día en que el conflicto irrumpió directamente en los “veladores de la armonía”. Todos se unieron para enfrentarse al mal que asolaba a su mundo. Tras muchos esfuerzos e innumerables bajas consiguieron derrotar al enemigo. Pero antes de que contemplaran su final, juró vengarse, diciendo que volvería, que habían cometido un error enfrentándose a aquel a quien la misma muerte temía. Y en efecto, así sucedió, el mal desapareció… pero no hubo ningún indicio de que fuera destruido.
Contínuara...
Parte II
Su lastre de cuerpo aguantó la acometida de los veladores, pero había quedado muy mermado de sus capacidades. Así que sobrevivió a base de otros cuerpos. Por las noches se dedicaba a la caza de sus congéneres y sustituía las partes de su maltrecho cuerpo por las sanas de aquellos a los que daba muerte. Esa era su condena. Aquello podía lograrlo gracias a que en el interior de su cuerpo, al igual que en el resto de los miembros de las distintas razas del consejo, su sangre, era distinta a la de los demás mortales. Su sangre era la base del poder. Y con su sangre podía mantener vivos durante algún tiempo las partes del organismo que necesitaba.
Entonces, un día, encontró a alguien de su raza dispuesto a aprender los caminos del poder absoluto y, viendo que ya era muy anciano, le enseñó todos los secretos. Aquel fue su error. Un día su nuevo heredero decidió que para aumentar su poder necesitaba la sangre del anciano, así que lo mató desangrándolo. Al final no estaba preparado para escapar eternamente de la muerte.
Los pocos miembros originarios del consejo percibieron que el mal primigenio había sido destruido, pues notaron como algunos poderes, procedentes de las gotas de sangre que el nuevo villano no pudo recoger antes de que se unieran con la madre tierra, retornaron a ellos. Al final el mal había sido exterminado por quien da y o quita la razón de las cosas: El tiempo. Lo que ellos desconocían era que un nuevo mal caminaba ahora por la tierra.
Y el nuevo mal era aún más inteligente que su predecesor. Sabía que mientras existiera el consejo nunca podría prevalecer. Así que permaneció oculto en la clandestinidad de las sombras, corrompiendo a nuevas mentes y asegurándose de preservar la esencia de su instructor.
Los tiempos avanzaron y de los sabios del consejo solo prevaleció uno. Sus iguales le habían concedido la gracia de soportar más que nadie los envites del tiempo, para luchar contra el mal si algún día retornaba.
Los murmullos y los temores se hicieron realidad. Pero no en todo su esplendor. Al final, tras más disputas, el consejo se quebró, pues los lazos del nuevo mal habían atrapado a los más jóvenes de la asamblea. Todos tenían ansias de poder y eso era de lo que se nutría el mal para corromperlos.
Fue la batalla mas dura que librara el mundo. Una gran parte perdió su inocente hermosura, pues las heridas del mal habían contaminado sus cimientos. Tras la lucha el mal parecía haber sido exterminado, pero alguno había quedado. Entonces, tras la muerte del más anciano del consejo, su espíritu profetizó que alguien llegaría para impedir que el mal se reestableciera.
El tiempo avanzó y cuando aquella profecía se había vuelto leyenda, sucedió algo. En el agua cercana a la nueva sede del consejo, la original fue destruida tras varias luchas, apareció un bebe con el símbolo de armonía. Todos se regocijaron ante aquel hecho, pero los más cautos sabían que aquello significaba que el mal aún andaba en su mundo.
La buena nueva, sin embargo, no se transmitió. Cuanto menos se supiera de aquello, mayor posibilidad había de que el mal permaneciera en la ignorancia.
Desde los días antiguos el mundo había cambiado. El consejo seguía siendo el velador de la armonía, pero cada vez había mas partes que preferían mantener sus fronteras algo controladas. Y así había un lugar que constituía un ejemplo a seguir. Era algo receloso, pero al mismo tiempo ayudaba a todo el mundo. Sus habitantes solo decían excelencias sobre su representante. En verdad era una persona noble y enamorada de aquel mundo, de toda su belleza y diversidad racial. Se llegó a hacer muy popular y con el tiempo fue consultado por el consejo ante diferentes aspectos. Era una figura externa, pero su opinión era muy respetada. Así fue como aquel ser se enteró de que ya había llegado el bebe profetizado.
Conitnuara....
