Hay un libro, titulado "Pensar rápido, pensar despacio" que explica que tomar decisiones rápidas a veces es más eficiente que tomarlas tras mucha meditación. O lo que es lo mismo: que un proceso serio de estudio de las opciones para tomar una decisión, puede no dar mejor resultado, que una decisión rápida. El ejemplo lo tenemos en un fotógrafo cuando toma una instantánea tan rápido que parece que no se ha molestado en hacer ningún ajuste, pero en realidad, los hizo todos. Esa concentración y el conocimiento de su arte, le dan la capacidad de decidir a la velocidad del rayo.
Luego tenemos la teoría del "pensamiento lateral", también muy interesante. Hay personas que son capaces de analizar el mismo hecho que tú y exponer un punto de vista totalmente distinto, y además, cierto.
Creo que la clave para tomar decisiones óptimas es saber lo imprescindible en relación con el asunto sobre el que tienes que decidir. No saber muy poco, ni saber demasiado. Porque si sabes demasiado de algo, es posible que la decisión se retrase, y ese retraso ya está afectando al proceso de decisión. Por ejemplo el astronauta Neil Armstrong era considerado un decisor consumado, porque fue capaz, en varios momentos de su vida profesional, de tomar decisiones instantáneamente, de forma óptima, cuando otras personas posiblemente se habrían visto superadas por las circunstancias:
- Cuando estaba realizando una maniobra de acoplamiento de una cápsula espacial a un módulo, durante una misión Gemini, y la cápsula comenzó a girar sin control. En ese momento Armstrong mantuvo la calma, y fue capaz de estabilizar la nave, sin perder un solo instante.
- Cuando estaba pilotando un módulo lunar de entrenamiento, y éste tuvo un fallo técnico grave, Armstrong tuvo tiempo de eyectarse y salvar la vida. De haber tardado una décima de segundo más habría fallecido en el accidente.
- Cuando estaba a punto de alunizar en la superficie lunar durante la misión Apolo XI y no quedaba apenas combustible. Podía abortar el alunizaje, o jugársela a un alunizaje apurado. Logró posar el módulo lunar exitosamente cuando quedaba medio minuto de combustible. Eso sí, Armstrong no dudó nunca de sus propias capacidades.
Así que en conclusión: si tienes una sólida preparación, un buen entrenamiento práctico, y conoces lo suficiente (de tu profesión, o del arte, o de lo que necesites saber) pero no sabes demasiado como para que ese conocimiento amplio te frene, y además confías plenamente en tus facultades y aptitudes personales, entonces puedes tomar decisiones óptimas.