El problema del radicalismo viene de los lavados de cerebro. A una persona a la que le han inculcado odio desde su infancia, te va a resultar muy difícil hacerle comprender que ese odio es irracional.
Durante el III Reich el Ministerio de Propaganda nazi desarrolló un programa de lavado de cerebro haciendo creer a la población que los judíos eran los enemigos absolutos. Aún hoy queda gente en Alemania que sigue creyendo esa propaganda. En un documental de la BBC sobre el campo de exterminio de Auschwitz sale un octogenario que había sido un militar de las S.S. en aquel campo, que aunque reconoce abiertamente que el Holocausto existió, sin embargo sigue manteniendo su antisemitismo, es incapaz de comprender que le lavaron el cerebro. Hay que sentir lástima por este señor.
Alguien que piensa de un modo muy radical, con bastante probabilidad ha sido educado en el odio, quizá por su propia familia, y seguramente con mentiras, medias verdades, supuestos agravios, etc.