Compra un solomillo de cerdo entero (no a filetes), pero que sea pequeño, porque para dos no necesitais mucho, pasta de hojaldre, paté, pimientos rojos y si quieres algo de queso.
Extiendes bien el hojaldre con un rodillo. Cuando ya esté hecho una lámina, colocas encima el solomillo.
Dale dos o tres tajos con un cuchillo al solomillo hasta dejarlo bien extendido sobre el hojaldre, le colocas encima el paté (bien extendido también), el queso, los pimientos (¡los pimientos que no sean crudos de la frutería, eh, de los de bote, que estén asados!) y si se te ocurre algún otro ingrediente, bienvenido sea.
Enrollas el solomillo con todo dentro y al horno veinte minutos a unos 200 grados más o menos. El queso y el paté se derretirán y empaparán todo el solomillo, el hojaldre se pondrá crujiente y el contraste de todo eso es espectacular.
Un plato cojonudo y superfácil de hacer. Y si quieres acompañarlo de algún tipo de salsa, también se la puedes añadir. Lo bueno que tiene es que lleva muy poco tiempo de preparación y además es muy versátil y admite muchísimas variantes.
Si no triunfas con eso, corta con ella, no se hizo la miel para la boca del asno