Recopilatorio Diario de dos Peregrinos (no escribir)

Los nombres que aparecen en el diario, siguiendo la vieja tradición familiar de cambiar los nombres a todas las cosas, casi nunca son los correctos, pero tampoco importa demasiado.

Día 1 Pamplona- Estella

Comenzamos perdiendo el rumbo y comiendo gachas de agua y queso en un pueblo alejado del camino que debíamos de seguir. Buen comienzo.

Al rato recuperamos el rumbo y tomamos el camino (buena idea), el camino era un asco y el ascenso a Zigarramundi fue infernal. A partir de ahí tomamos la carretera. Llegamos a Puente la Reina y vimos unos ciclistas a los que mas tarde quitaríamos el sitio al llegar antes que ellos al Albergue.

Albergue: agua caliente, camas cutres en un garaje y mucho calor

PD: En la ascensión a Zigarramundi 44 grados


Tenemos miedo y no sentimos las piernas



Aclaraciones:

-Lo primero que hicimos nada mas llegar a Pamplona fue ir a la oficina de turismo donde nos dieron un pequeño folleto informativo, que a partir de entonces paso a ser nuestro mapa y guía. (Fijaos como íbamos de preparados )

-El paso siguiente, como no, fue coger la carretera equivocada y así acabamos en un pueblo cualquiera comiéndonos los bocatas que habíamos llevado. Eso si, empapados por el agua que se había salido de las botellas y había dejado el pan casi deshecho.

-Cuando retomamos el “buen” camino, este resulto ser un camino de cabras intransitable para bicis, y para colmo el ascenso una alta colina: Zigarramundi (a saber como se llama de verdad)


Creo que, por ahora, eso es todo.
Un saludo.


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Día 2 Estella – Santo Domingo de la Calzada


Amanecemos a las 6:00 y CAFÉ.

La etapa comienza fresquita y con un amanecer hermoso que llena nuestros espíritus que más tarde acabaran rotos en mil pedazos ante la cruda realidad del camino. Desayunamos en Viena: MELON.

Hacemos cuentas y llegamos a la conclusión de que hay que robar.

Se comete el primer delito: Chocolate con almendras.

Logroño y la fuente del Peregrino. Comienza el infierno. Derrotados paramos en Ventosidades a reponer agua y escuchar a dos chavales que venían de Camboya. Acabamos decepcionados con el espíritu del camino porque tras aguantar a los niños su abuela no nos invita a comer.

Sufrimos bucho y paramos en Najera a comer con las moscas y mosquitos del rió.

El infierno se recrudece.

Tras tres años de subida bajo un sol justiciero (como mola el camino) descendemos hasta Santo Domingo

El Albergue: muy bueno, muy amplio, sin agua caliente y las chicas muy majas. (Gratis)

Salimos a comprar la cena y se cometen sucesivos hurtos: Crunch y chocolate blanco con conguitos.

Hoy tampoco sentimos las piernas y tenemos mucho mas miedo que ayer: Hoy sabemos lo que nos espera en Lugo.

PD: Paramos en “Los Arcos” tras 20 km de bajada casi sin pedalear. Era temprano y la iglesia estaba cerrada.

PD: Todo el día por carretera, incluso nos metimos en una autovía.







Aclaraciones:

-Aquel café de maquina que tomamos por la mañana fue para nosotros uno de los mejores cafés que habíamos tomado en toda nuestra vida. Estaba realmente bueno.

-MELON, oséa un melón partido por la mitad para cada uno rebañando como podíamos con la navaja. Este fue el único lujo culinario que nos permitimos en todo el viaje porque...

-“Hacemos cuentas y llegamos a la conclusión de que había que robar”. Esta frase supone un antes y un después en este viaje. El caso es que entre los dos llevábamos dinero suficiente para comer y para emergencias, contando, eso sí, con que los albergues de peregrinos son gratuitos. Pues bien, el de Estella no lo era. Al ser este nuestro único referente hicimos cuentas basándonos en lo que pagamos por dormir en Estella, 1.000 pelas entre los dos. Extrapolando al numero de noches que iba a durar el viaje, nos quedaba un presupuesto a cada uno de 500 pts al día para comida (oséa comer y cenar). La conclusión lógica era, como no, que había que robar para subsistir.

-Evidentemente los chavales de “Ventosa” (creo recordar que ese era el auténtico nombre del pueblo) no eran de Camboya, pero cuando uno habla con niños puede pasar de todo. Lo peor fue que, hambrientos y sabiéndonos pobres, albergamos la vaga esperanza de que dándole coba a los niños, su abuela nos invitase a algo de comer. ¡Nones! Aguantamos a los niños de gratis...

-La parada para reponer fuerzas malcomiendo lo que teníamos fue en Najera. El sitio, en la rivera de un rió, era bastante agradable. Nosotros comimos, los mosquitos también y todos contentos...

-Como se menciona en al diario, el albergue resulto gratuito. Esto supuso un pequeño respiro pues eso significaba añadir 1.000 pelas mas a la cuenta de “gastos para comer”. Aun así, los hurtos siguen siendo necesarios y por lo tanto nos ponemos manos a la obra.

-Para acabar, una pequeña nota a cerca de la ultima PD. Resulta que estábamos hasta los webs de las condiciones intransitables del camino, así que decidimos salir a la carretera que discurría paralela a este. Pero, se ve, que en un momento dado, el camino se desviaba. Nosotros seguimos en la carretera hasta que, pasado un rato, nos dimos cuenta de que íbamos en bici por una autovía... La habíamos cagado de nuevo. A trancas y barrancas conseguimos salir y encontrar de nuevo el camino.



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Día 3 Santo Domingo de la Calzada - Burgos

Desayunamos PASTAS. Salida temprano y empezamos a ascender poco a poco. Hasta que dejo de ser poco a poco y llego la infernal ascensión a la Pedraja (3 Km. pendiente del 6%)

Pasamos por Atapuerca y finalmente llegamos a Burgos. Intensa entrada en Burgos. “Cenamos” de puta madre y se produjo un nuevo hurto por la conservación del peregrino: Chocolate Cadbury. Pasamos por el Albergue y pillamos sitio por los pelos (en cama) y fue entonces cuando descubrimos el desprecio al esfuerzo del ciclista peregrino. Salimos a comprar la cena del día siguiente que tomaríamos esa noche y se produjo el, por ahora, mayor hurto por la conservación del peregrino (h.c.p.)

Visitamos Burgos a la caza y captura de una barra de pan y aquí empezó el maltrato psicológico por parte del peregrino andante. Llegando a la conclusión de que los caminantes no sufren ya que comen bollos a dos manos y no ofrecen.

Conclusión: El peregrino ciclista sufre tanto física como psíquicamente. No así el peregrino andante mimado y cuidado por el sistema.

¡¡Revolución hermanos ciclistas!!





Aclaraciones:

-PASTAS del día (se entiende). Recuerdo que el jodío del Nafia va y me dice “Las mejores son las de chocolate”, ¡El muy cabrón se quería comer el solito las de mermelada que como todo el mundo sabe son las mejores... El hambre empezaba a afectarnos...

-Aquella subida fue mortal. Lo único que recuerdo es llevar el desarrollo de la bici al mínimo y aun así la puta subida costaba un huevo y no acababa nunca.

-El termino “cenamos” aparece entrecomillado porque esta cena se realizó a las dos de la tarde. ¿Por qué? Os preguntareis, pues bien, esto se debe a que habíamos acordado que nunca se dormía en el sitio donde se comía. Osea que había que avanzar un poco mas del lugar donde hubiésemos comido. Pero, el caso es que aquel día estábamos tan destrozados que decidimos “cenar a las dos de la tarde” en Burgos y dormir en el mismo sitio. Así no incumplíamos el acuerdo. Luego por supuesto volvimos a cenar en Burgos, pero ahora ya sin comillas, claro.

-El albergue: Este es un punto interesante. Bien, resulta que fue aquí donde fuimos conscientes de la discriminación que sufre el peregrino en bici. Me explico, resulta que el peregrino andante tiene prioridad ante el ciclista a la hora de pillar cama. Lo que significa que en el caso de que ya estén ocupadas todas las camas, si tu llegas a las 1 de la tarde después de hacer 100 Km. en la bici y a las 5 de la tarde llegan tres peregrinos andantes que han caminado 10 Km. en todo el día, han comido en un restaurante y se han echado una siesta... pues tu te vas al suelo porque ellos tienen preferencia pa las camas. Por suerte dijeron que les daba igual y que dormían en el suelo. Pero la cosa podía haber acabado de otro modo...

-Y por ultimo imaginaos la situación: Después de enterarnos de que podíamos quedarnos sin camas, salimos a comprar algo de cena. Nos vimos obligados por las circunstancias que ya conocéis a cometer, de nuevo, un h.c.p. y entonces, en esa miserable situación, empezamos a ver como algunos peregrinos andantes que habíamos visto en el albergue, salían de las pastelerías con bollos y pasteles, incluso vimos a una zo*** que llevaba DOS PALMERAS DE CHOCOLATE PARA ELLA SOLA. Huelga decir que ninguno nos ofreciéron nada. Ni unas migajas. ¿Dónde esta la solidaridad entre peregrinos? Claro, como nosotros íbamos en bici... En un momento de la tarde, destrozados por la tortura a que nos estábamos viendo sometidos, el Nafia estuvo a punto de darle un bocao al bollo de una peregrina que se había detenido a mirar el escaparate de “otra” pastelería, mientras esta no miraba. Tal era nuestra desesperación al final de la tarde, que estuvimos barajando la posibilidad de esperar al cierre de las pastelerías e intentar mendigar lo que pudiésemos, pero al final nos dio vergüenza. Es que tenemos nuestro orgullo. Robando, al menos, te estas ganado lo que te llevas, ¿no?



En fin, lamento haber tardado tanto en poner la tercera parte. Para la cuarta y la quinta y ultima intentare darme un poco mas de brillo.

Un saludillo.



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