RECURSOS HUMANOS

“Se busca técnico de recursos humanos en CeltIber. CeltIber es una empresa de TalentHunting internacional en proceso de expansión. ¿Quieres crecer como persona y como profesional y relacionarte con la excelencia en campos como la ingeniería o las financias? Si no tienes experiencia previa y quieres iniciarte en este mundo puedes ser parte de este proyecto emocionante.

Perfil buscado:
- Licenciado en psicología o sociología.
- Master en recursos humanos o similares.
- Al menos 10 años de experiencia en un puesto similar.
- Se requiere un nivel alto de inglés. Otras lenguas como franses, alemán, italiano o árabe clásico son un plus.
- Conocimiento de matemáticas y modelado.
- Manejo de paquetes Microsoft office en entorno Windows y Linux.
- Coche propio y carnets de conducir tipo B y C.

Sobre ti:
- Integridad, honradez y empatía con los futuros candidatos.
- Pasión por el detalle.
- Incansable, entregado/a, adicto/a al trabajo.
- Con una rica vida social.

Si eres el/la candidata idóneo envía tu currículo con foto reciente a color (pdf, blanco y negro, menos de 25 MB), carta de motivación (pdf, blanco y negro, menos de 25 MB), copia de los títulos originales compulsados por los ministerios correspondientes, antecedente de penales y al menos dos cartas de recomendación (pdf, blanco y negro, menos de 25 MB) a CeltIber_recruitement_te_lo_acemos_facil_88@celtIber.es”



Viernes, entrevista a las 15:14, ni un minuto más ni un minuto menos, me exigen puntualidad extrema, de alto nivel. A las 12:00 comienzo a prepararme, llevo 8 meses en el desempleo, en esta espera pesada de idas y venidas. Me ducho, me depilo, me doy crema, allá va el desodorante con fuerza, como una lija, para quitarme el olor a desesperación, me peino la melena, sonrió frente al espejo, soy creíble, maquillaje, carmín, veo las facturas sin pagar sobre la mesa de Ikea de 5 euros, me cae un lagrimón, re-maquillaje. Sujetador que limita la gravedad, tanga, que no se marque la ropa interior, camisa celeste, falda, pantalón y chaqueta gris marengo, medias negras, tacón discreto a la par que elegante, sonrisa refulgente. Rápido, Rápido, Rápido. Me miro al espejo. Cierro la puerta y echo la llave de mi pisito de 35 metros cuadrados. Me he dejado dos platos sucios y una taza con manchas de café, ¿quién tiene tiempo de limpiar con lo rápido que va todo? 214 metros hasta la boca de metro, línea 8, línea 6, estación de cercanía, paro para comer un sándwich integral y una botella de agua, vida low carb, el tipo hay que mantenerlo que ya tengo 31 años, me mancho de mostaza, mierda, cierro la chaqueta, ya no se ve la mancha, tren hacia el norte, la urbe se convierte en campo, llego a 3 Cantos, camino bajo un sol de justicia en agosto, me oculto en un bar frente a la oficina para no sudar. Son las 15:03, pago los 3 cafés que me he bebido, el camarero es un bigotudo andaluz y desagradable, rociero, capillita y ciclista, la triada capitolina del horror. Entro en el baño, me limpio los dientes para que mi aliento sea fresco y contratable, me meo por los tres cafés, magia diurética. A las 15:14, estoy sonando el timbre de Avenida del emprendimiento 14, sede central de CeltIber. Yo, más pichi que to.

- Buenos días, soy Shandra Gutiérrez. La recepcionista no parece muy lista, me mira extrañada.
- Buenos días, soy Marga López. ¡Estoy aquí, en CeltIber, para ayudarte!

Silencio, las dos nos miramos.

- Vengo a una entrevista con el Señor Campos a las tres y catorce.
- ¡Ah!

La secretaria teclea.

- ¿Sandra Gutiérrez? No está en la lista.
- Shandra con Sh.
- ¿Xandra? La recepcionista traza la X en el aire con el dedo índice.
- Shandra Gutiérrez, ese, hache. En respuesta también trazo las letras.
- ¿Sandra Gutierresh?

Ay ReDios, que paciencia, tomo papel y boli: “SHandra Gutiérrez” Me cago en mi madre, mi padre y el borracho del registro que coló una h. La recepcionista mira con tranquilidad el papel:

- Eso, lo que le dije: Shandra Gutiérrez, no está en la lista.
- Tengo una cita hoy, a las tres y catorce.
- No, no tiene una cita.

Tomo mi smartphone que tiene la pantalla rota, abro mi correo electrónico, y ahí está, el día de hoy a la hora de ahora.

- Vaya, parece que ha habido un error, el Señor Campo no está en la oficina hoy, pero puedes volver mañana a las tres y catorce.
- Mañana es sábado.
- Mañana lunes, Sandra.
- Shandra.
- Eso, mañana, a las tres y catorce.

No le parto la cara porque llevo 8 meses en el paro. Me doy la vuelta, y me siento en la escalera que está en la entrada, enciendo un cigarro, fumo. Siento que alguien me observa, giro la cabeza y veo como un hombre de pelo cano se retira rápidamente de una ventana en el tercer piso, putos mirones. Apago el cigarro con el tacón izquierdo y dejo atrás la colilla, me levanto y camino bajo un sol de justicia, tomo las cercanías, línea 8, línea 6, camino 214 metros, entro en mi pisito de 35 metros cuadrados, me pongo mi pijama de unicornios y colapso en el sofá a ver Netflix, mañana será otro día.

Lunes, moderada resaca, me hago mayor, en mi tristeza de fin de semana me he tirado a mi ex que me ha llamado tres veces, ha puesto 14 mensajes y 2 emails con pdf adjuntos (un soneto y un romance en consonante), que insistente, que pesadez, que innecesario todo. Como sea, entrevista a las 15:14, ya ya puntualidad de alto nivel. Me ducho, me perfumo, paso por chapa y pintura y me pongo la ropa de las entrevistas, que es la misma del viernes pasado. Veo la mancha de mostaza, que me mira, la miro, me mira, cierro la chaqueta. 214 metros, metro 8 y 6, cercanías, me como una manzana, que no mancha, tomo el tren, el bosque de cemento pasa a ser el campo baldío. Tres Cantos, está nublado, quiero tomarme un café, pero el bar está cerrado por defunción ¿el camarero bigotudo? Paseo, un gitanito en motillo se para delante mía y quiere robarme, me llama pija. Me echo a reír, tengo 2 euros y una compresa. Me ha robado los dos euros y la compresa, para su hermana, me ha dicho educadamente. Sale derrapando con aparente furia. Vuelvo hacia CeltIber para refugiarme y evitar más altercados políticamente incorrectos. A las tres y catorce estoy sonando el timbre, como ayer, digo como el viernes.

- ¡Hola Shandra! Lista para tu cita de las 15:14 -Me siento maravillada por un indice de acierto tan alto en Marga.
- Sí, sí, super lista, ¡yuhu!-Igual me he pasado, reculo, se profesional- Digo, sí, con ganas de hacerlo bien-Sonrío.
- Estupendo, lamento que te equivocaras el viernes con la cita, cosas de los nervios ¿no? - Marga me devuelve la sonrisa
- Sí, Sí, eso será, los nervios- Risa nerviosa, mi yo interno acaba de golpear con un martillo la cabeza de mi Marga interna.
- Puedes pasar a ver al señor Campos, por ese pasillo de allí, pero te digo, en confianza, le gusta que le llamen por su nombre, Roberto. Lo considera como muy…cercano. - Marga me guiña el ojo.
- Gracias -Esta mujer me desconcierta tantísimo...

Emboco en el pasillo y mi desconcierto aumenta. Es un pasillo largo, frio, húmedo, que va a derecha, a izquierda, sube escalera, baja escalera, el suelo cubierto todo de una alfombra roja con machones oscuros. Al final una puerta negra acolchada. Antes de que toque con el nudillo se abre. Un señor maduro, grande, recio, que huele a primavera, y de pelo cano, el mismo cabrón que me miraba el viernes desde la ventana, esta aquí, frente a mi, y su presencia lo llena todo, me espera al otro lado del umbral, me sonríe, me dedica un fresco “Hola”. Me invita a pasar a su oficina ultra moderna y minimalista, de acero y hormigón y yo me deslizo poquito a poco. Me invita a sentarme y yo me siento. Sobre la mesa vacía solo yace mi curriculum. Ahora, en su sillón, frente a mí, tras la mesa. ¡Que hombre! Me clava sus ojos verdes esmeralda, floridos, silvanos y herbales en los míos, marrón caca.

- ¿Qué tal estás Shandra? -Me dice, lento y suave, con una sonrisa abierta, sincera, todos los dientes como un vallar- ¡Que hombre!.
- De maravilla, Roberto - Devuelvo la sonrisa.

Breve silencio. El brillo de sus ojos se apaga.

- Agradecería que me llamaras Señor Campos-Los intestinos y el estomago se me comprimen. El muy mamón me deja el viernes esperando en la puerta, me dice hola de esa forma y pollas y ahora me dice eso y, por lo mas sagrado que voy a partirle la cara a la recepcionista...Las facturas sobre la mesa...Las facturas sobre la mesa...
- Claro, claro, señor Campos. -Respondo compungida
- Los nervios, ¿no?- Yo sonrío y el asiente. Bien Shandra, creo que debo explicarte cual es el modelo de negocio de CeltIber ¿no? Sí, sí lo crees, es retórico. La idea central es que nosotros contratamos profesionales de todos los ámbitos de alto impacto, abogados, ingenieros, médicos, economista, esa troupe. Posteriormente vendemos el servicio de esos profesionales a empresas que necesitan un trabajo temporal. ¿Lo entiendes?
- Asiento, muestro mucha seguridad
- Tu papel con nosotros, si el proceso va bien, seguro que sí, no te pongas nerviosa, es contactar con los profesionales y encontrar los proyectos para ellos. ¿Sabes cuál es la clave de nuestro, de mi, éxito?
- Honestidad profesional empatía y pasión por el detalle – Había preparado esta respuesta.
- No- Responde secamente- Pagarles cuanto menos mejor y mantenerles así tanto como sea posible. Y, ¿Cómo mantenemos a un profesional bien preparado en condiciones de semiesclavitud? ¿eh? ¿Cómo?
-Empiezo a horrorizarme.

Debemos hacerle sufrir, humillarle y sin nosotros no tiene nada mejor en su miera de vida. Shandrita Tú, ¿cuánto hace que eres una parada?

- Bueno...un par de meses, tenia nos proyectos personales y hasta que...
- ¡Mientes! – Su voz es un trueno- lo huelo desde aquí, tengo olfato absoluto, apestas a cortisol, es un maravillosa sustancia que indica estrés y ansiedad, me encanta, me alegra el día, me pone , y tu estás untada en él, cortisol gran reserva. ¿Cuánto? ¿Seis meses?
- Ocho. Respondo desarmada. Se le escapa una risita.
- Ocho.... y ¿por qué te despidieron de- Mira mi curriculum-“Berger&King, Recruiting talent”?.
- No estaba feliz y decidí irme.
- Sí, claro, entiendo- Me mira, me sonríe otra vez, de una forma maravillosa.
Tamborilea con los dedos sobre la mesa de vidrio- Sabes, a mi también hay cosas que no me hacen feliz - El señor Campos abre un cajón y saca una caja pequeña de madera clara, pino, creo. Me lo acerca despacio y me hace gestos que dicen “Ábrela Ábrela”. Dentro encuentro una colilla. ¿Qué tienes que decir sobre eso?
- No lo sé señor Campos, dudo, ¿fumar mata?, quizás. Es decir, ¡fumar mata!, mata mucho, mata a tope, no lo dude ¿eh? pero quizás tengo que decir que: Fumar, mata.
- Ves, he creado en ti la inseguridad, y debes estar bien desesperada porque ya has tragado una barbaridad de mierda. Esa colilla, esa, la tiraste al suelo a la puerta de mi edificio ayer. ¿Cuál es el problema de los jóvenes, no veis el daño que hacéis a la sociedad siendo unos putos puercos?- Una voz cargada de desprecio. Los ojos se me humedecen, cómo se puede ser tan hijo de la grandísima puta, recuerdo las facturas sin pagar encima de la mesa del comedor-salon-cocina-dormitorio. La primera lagrima resbala.
- Yo, yo... yo.
- Tú, Tú, Tú -Grita el señor Campos acompañando cada pronombre con un golpe de nudillos sobre la mesa mientras el cuerpo se echa atrás en tensión- Para de llorar “Yo, yo... yo”-Se levanta y da la vuelta a la mesa, se sienta junto a mi- Aún quieres el trabajo, ¿verdad? Lo necesitas- Me dicen suavísimo.
- Sí.... asiento.
- Bien, mentiste en tu currículum
- Sí – lagrimas y algun moco.
- No trabajaste en Berger&King ¿verdad?
- No-paro y miro a esos ojos que vuelven a brillar, me rindo- En Burguer King, quemaba todas las hamburguesas, y me echaron-rompo a llorar- 5 anos estudiando psicología para acabar haciendo hamburguesas. No puedo más.
- La colilla es tuya, verdad
- Sí, lo es
- Sabes que te voy a pagar poco, verdad
- Lo que sea.
- Muy bien, desde ahora voy a cuidar de ti Shandra, puedes llamarme Roberto-Pasa su brazo sobre mi hombro y me siento extrañamente segura.
- ¿De verdad?
- Lo prometo.

Lunes, me despierto a las 6 de la mañana, quiero estar pronto en la oficina. Pun-tua-li-dad, eso me dice Rober. Me ducho, me doy crema, huelo a triunfo. Hago ruido y el magrebi que duerme en mi sofá por 200 euros al mes, se despierta. “Lo siento Tarek”. “No hay problema”, me responde bajo las sabanas. Pienso en esos 200 euros y los 600 de mi trabajo y me siento como flotar, sonrío, ¡Pero que afortunada que soy! Me pongo guapísima y profesionalisima. Cierro la puerta de mi palacio de 35 metros cuadrados. 214 metros, línea 8, línea 6, cercanías, llego a 3 Cantos. En el bar me tomo un café negro a dolor y unas tostadas Meh y Pepe y su bigote me hablan, no estaba muerto, estaba de parranda, de semana santa y de bicicletas, las dos cosas se mezclan en la cabeza y surge un travestismo catolicoatletico. Como sea, camino hasta mi oficina, la puerta se abre sin que tenga que pulsar el timbre.

- Hola Marga, ¿cómo estás guapísima?.
- Bien bien, ¿tú?, una candidata estuvo llamando ayer y hoy temprano.
- Pues que siga llamando, suelto una carcajada sincera y entró en mi oficina pintada de rosa palo y justo entonces el teléfono suena. Espero. Espero. Y lo descuelgo.
- Sí Sí, ah...hola Señora Romero...sí sí claro, su candidatura....¿puedo llamarte Noelita?.. Sí, pues Noelita, va bien, de hecho el señor Campos quiere tener una reunión contigo...el viernes... Si, ya sé que es festivo, pero...ya sabes, hay otros interesados... ok, entonces...a las 14:53 ¿Sí?...perfecto...la puntualidad nos importa... perfecto...un consejo, no le llames Señor Campos, llamala Roberto, o Rober. Lo considera como muy cercano.
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