Aunque por el título pueda parecer un post deprimido o algo parecido, nada más lejos de la realidad
Sólo pretendía compartir mis pensamientos o cosas que he ido viendo... y si alguien es capaz de leerlo entero sin caer desplomado de semejante palo, que opine incluso!
El caso es que he estado meditando bastante sobre la vida y el sentido de la misma (que no la mía), algo que todos hacemos de vez en cuando. He sacado mis conclusiones, quizá erroneas, pero tampoco nadie puede juzgar cuales son las correctas, así que éstas son las mías.
Considero que la vida es un trayecto por el que tenemos que pasar antes de llegar a la muerte. La muerte es el fin, no hay nada más. Punto. Bueno, eso es lo que yo pienso. No he podido contactar con nadie que haya muerto. Tampoco sé de nadie que lo haya hecho (y de los que lo dicen, no me lo creo). Así que, por lo menos, la muerte es el fin de la estancia en este mundo que todos conocemos, o del contacto con los seres del mismo.
Durante el tiempo que nos dura la vida, ésta está basada en cambios. Podríamos decir que la vida la forman etapas. No me refiero a las etapas de crecer, tener hijos, etc. Me refiero a las etapas que cada uno separa en diferentes épocas de su vida que elige vivir de una manera u otra. Etapas más concretas como la de estudiante, la de viajante, la de seguidor de algún movimiento concreto, etc. Etapas distinguidas por la manera de pensar y de actuar.
A menudo me pregunto qué lleva a una persona a interesarse por unas cosas u otras. Supongo que es así porque el ser humano es un conjunto de deseos. Un ser humano sin proyectos, sin metas, sin deseos... no sería un ser humano, sería un animal más que sigue un patrón marcado. El ser humano necesita impulsos que le lleven a tener una vida relativamente trascendente.
Pero no solamente eso. Además del deseo, se necesita poder compartilo. Alguien con quien hablarlo. La mayoría de objetivos (que no todos, pero la mayoría), necesitan poder ser articulados. Sino, no existen.
Sin embargo, yo considero que la mayoría de la gente tiende a malinterpretar sus propios deseos o metas. O por lo menos, confunde sus prioridades. Es como si quisieran cada vez más y más. Yo mismo creo que la ausencia de metas o deseos destruye la persona, pero las cosas no se solucionan hacia el extremo contrario. Es relativamente común el caso de personas que han conseguido la mayor parte de sus objetivos en la vida, y se sienten vacíos o infelices.
Pongamos como ejemplo una persona que rodea los 40 años; es el máximo mandatario de su empresa y ha dedicado la mayor parte de su vida al trabajo o a perseguir sus objetivos. Tiene dinero, mujer, hijos... pero cuando está, no está. Está pensando en otras cosas o directamente ocupado con ellas que son las que le permiten cumplir sus objetivos. Porque algo en el interior le insiste en que necesita más dado que lo conseguido hasta el momento no es todo lo que quería. Esas personas acaban siendo incapaces de disfrutar de la mayoría de las cosas que hacen.
Luego tenemos el extremo contrario (obviamente no existen sólo estos 2 tipos de persona, el mundo lo componen miles de términos medios). Una persona de una edad similar. Con un trabajo humilde. Sana, con una familia, hijos y tiempo para dedicarles. Puede disfrutar de la música, de su equipo favorito, de varios hobbies. Su trabajo no absorbe todo su tiempo, trabaja para vivir, no vive para trabajar. Esa persona tiene muy claras sus prioridades, y posiblemente la primera persona envidie a la segunda, y no al revés.
Conozco a una persona que a veces me da un poco de miedo por las cosas que dice. Quiere llegar a ser una persona importante, con el movil pegado a la oreja todo el día y con mucho trabajo. Como he dicho, la vida son etapas, y puede que esa etapa le llene, pero esa etapa le puede dar felicidad inmediata, mas no constante. Felicidad inmediata de lograr su objetivo, pero ¿y después?
No soy nadie para juzgar cómo se debe vivir, y menos llevando la vida que llevo yo. Pero para mí, ese "después" suena desesperanzador.
Hay un concepto de no se qué budista tan simple como esto: "Cuando como, como; cuando duermo, duermo." Considero que esta frase es muy adecuada. Define un principio básico de lo que puede ser una vida repleta de experiencias y momentos que compartir con los demás, disfrutados uno a uno en el instante en que suceden. Sin más.
Creo que la única manera de poder llegar a disfrutar la vida de uno mismo es parándose a pensar de vez en cuando en cómo es tu vida, si es como quieres que sea. Si disfrutas de lo que haces, con quienes estás y si crees que puedes disfrutar de aquello que aspiras a hacer. De no ser así, quizá sea necesario un cambio. Pero un cambio basado en la auto crítica, la conciencia de lo que estás haciendo, y sobretodo la paciencia. No basado en creer que todo va mal por culpa de los demás, de cómo es la sociedad, etc. No un cambio basado en comprar un libro de autoayuda (¿autoayuda? si necesitas un libro, ¿qué tiene de auto?) o leer algun texto filosofal. Si el cambio es provocado por una idea que te inculcan y no por tu propia necesidad del mismo, significa que has cambiado el discurso que tenías por éste nuevo, pero no ha provocado una experiencia en tu vida... entonces no hay ningún cambio. Sólo hay una constancia de nuevos conceptos no transformados en saber.
Y todo esto lleva a lo que decía al principio. Que la vida está definida por varias etapas, y el paso de una a otra viene precedido de un cambio. El cambio es el vehículo de una etapa a la otra, necesario cuando la situación no nos provoca suficiente (o generalmente muy poca) felicidad. Se suele tener miedo a ese cambio, y se acostumbra a negar o querer evitar la necesidad del mismo. Pero una vocecita en el interior tiende a recordarnos que está ahí en esos momentos en que, solos entre las 4 paredes de nuestra casa/habitación, nos damos cuenta de que podríamos ser más felices, si es que no lo somos en absoluto.
La felicidad es un periodo transitorio. Nadie es feliz eternamente. Ni el rico, ni el pobre, ni el grande, ni el pequeño. Todos tendemos a envidiar o pensar "pues si yo tuviera esto..." pero no es verdad. Supongo que el secreto está en intentar conseguir vivir el máximo número de momentos transitorios de felicidad, a base de equilibrar los deseos y las prioridades que nos provoquen bienestar de la forma más equitativa posible. Supongo...
Yo sufrí un cambio importante, hace ya un buen tiempo, y estoy muy contento por ello. Confío, sin embargo, en que cuando llegue el momento, sufriré unos cuantos más.
...mientras tanto, cuando como como....