Mejor compra un ramo de rosas de verdad. Entre una docena, docena y media, te gastarás menos y la impresionarás mucho más, porque lo auténtico cada vez se ve menos, y los sucedáneos artificiales en cambio cada vez se ven más.
El ramo de rosas rojas es la metáfora perfecta de lo que es una relación y también una advertencia: si no se cuida, el amor se marchita.