lopobich escribió:Me refiero a esas relaciones de intensos sentimientos encontrados, de las que la mente dice una cosa y el corazon otra, de las que hagas lo que hagas tienes la sensacion de equivocarte.
Obviamente tendemos a elegir la opcion menos mala para nosotros mismos, ¿Como descubrir dicha opcion?
Lo de hacer una lista de pros y contras no funciona porque me refiero a una batalla epica de mente contra corazón. ¿Que opinais?
Mello ya estas tardando en responder

Hala, qué presión.
Pues depende mucho de cada situación, no creo que nadie te pueda dar una respuesta a un tema tan general.
Lo que sí te puedo decir es cómo me he comportado yo en esas situaciones.
1-Estando en pareja. El corazón me decía de intentarlo, la mente me decía que tenía que dejarlo. Como no me gusta rendirme sin intentar las cosas, pues opté por hacer caso a mi corazón hasta que vi que no servía de nada. Entonces tomé la dura decisión de apartarme de una persona a la que quería con locura. A día de hoy sigo sin saber si fue una buena decisión, pero es lo que tenía que hacer para poder ser feliz en el futuro.
2-Sin estar en pareja. Como siempre, la mente me dicta qué es lo más adecuado para mí y el corazón me dice otra cosa. Y como sé que yo no voy a ser feliz sin arriesgar, pues ahí que nos vamos otra vez a la aventura. Esta vez no se trata de ninguna relación (aún me queda mucho tiempo soltera) pero sí de ciertos sentimientos que quiero comprobar a qué conducen.
Como ves, siempre sigo a mi corazón. Sin llegar al punto de hacer el idiota, claro está. A veces el cerebro se ha impuesto claramente porque sabía que de nada me iba a servir hacer caso a lo que sentía y me iba a traer problemas. Pero si dudo porque ambas opciones están igualadas y ninguna es claramente mejor que otra, siempre me decanto por lo que dicta el corazón. Si sale mal, siempre puedo volver a usar la razón y alejarme. Pero nunca me perdonaría no haberme permitido el lujo de intentarlo.
Pero eso yo, que sé que soporto mejor las decepciones que el no intentar algo aunque me pegue el batacazo por el camino. Y yo vivo así hasta en el mundo laboral. Si tengo la opción de hacer algo muy provechoso pero en realidad siento el anhelo de hacer otra cosa más arriesgada y con menos opciones de que salga bien... me tiraré de cabeza a por lo que me gusta. No sirvo para ir en contra de lo que siento si no tengo un buen motivo de peso.
Así que en resumen, hago caso al cerebro cuando la situación cuando seguir mis impulsos es objetivamente perjudicial para mí (o simplemente, ineficaz) o cuando he comprobado que no alcanzo lo que deseo por mucho que lo intente. Para todo lo demás, allá que voy para, al menos, poder decir que lo he intentado.
De todos modos, nadie mejor que tú va a saber lo que quieres. Si te refieres a una relación que ya tienes, solo te puedo decir que primero intentes arreglarlo si es lo que te pide el cuerpo. Y si la cosa no cambia, entonces toca ser racional y decidir si te vas a conformar con eso o si quieres ponerle fin. Pero ya te digo, con los datos que das, solo puedo aventurar y hablar de generalidades.