Relato breve: una carta inesperada

Clara estaba desesperada. No le encontraba sentido a su vida, su chico le habia dejado hace dos meses, vivia sola desde entonces, le acababan de despedir del trabajo, era cajera en un supermercado de barrio, perteneciente a una gran cadena. El motivo era que la caja no habia cuadrado tres veces en la ultima semana. El verdadero motivo era que ella no era guapa, ni joven ni atractiva como la substituta que misteriosamente ya ocupaba su puesto a media mañana.
No habia hecho mucho en la vida. Pensaba que podia contar un dia de su vida, y decirte que asi durante 10 años, y ya se ahorraria contar que habia hecho durante 10 años de golpe. Pero nunca lo pudo hacer, desde que se peleo con sus amigas por un absurdo motivo que no llegaba a recordar completamente, y entonces solo se veian en dias señalados.

Decidio escribir una carta, y contar todo esto. Decidio que seria su ultima carta. El ultimo parrafo rezaba: " Si has leido todo esto, y crees que aun tengo algun motivo para vivir, por favor llamame al 6091243122, y dimelo. Esperare una semana." Cerro el sobre, y en el anverso escribio una direccion aleatoria, de su ciudad.

Seis dias despues, Juan, con asombro, recojio una carta del buzon. Los dias anteriores no habia habido nada en el buzón, devido a que se habia juntado la fiesta autonomica con el fin de semana.
Los datos en el sobre estaban manuscritos.
Le extraño, no solia recibir ese tipo de cartas, el buzon solo le custodiaba hasta que llegaba a casa propaganda, y las anodinas cartas del banco con su nombre impreso en una pegatina y el logotipo corporativo en una esquina. Eran tan impersonales... pero aun asi le alegraba recibir ese tipo de correspondencia... cualquier tipo de correspondencia. Era una nota de color en su gris vida, inesperada, que rompia la rutina durante unos minutos mientras subia en el ascensor, abria la puerta, debaja el abrigo y se sentaba en el sofa para acabar de leer como de buenos eran los regalos por abrir un deposito a largo plazo y la increibles condiciones de las hipotecas.

Pero esta vez era diferente. Era una carta manuscrita, al menos el sobre. Al no ver su numbre creyó que el cartero se habia equivocado de buzón, como otras tantas veces. Comprobó la dirección y era correcta. Entro en el ascensor y abrió el sobre. La letra era fluida y un pelín caprichosa, hacia filigranas y adornaba las ies con un gracioso redondel.

Al acabar de leer, Juan no sabia si creerlo o no. Habia estado intercambiando recientemente algunas bromas y putaditas, como llamar haciendose pasar por la policia o enviar pizzas nunca pedidas, con Marcos y Pepe, amigos de la infacia. Desconfio. Seguro que esos cabronazos estan esperando a que llame, y luego resulta que es el telefono de su mujer, y se descojonan todos, o resulta que es un telefono sacado de la seccion de contactos del periodico local o algo asi.
Pero, sin saber por que, descolgo el telefono y comenzo a marcar, y cuando faltaba solo un numero sono el timbre. Era Marta, con la carta se le habia olvidado que habia quedado para ir a cenar con ella, y quien sabe despues. Colgo el telefono y se apresuro en abrir, cojio su abrigo, y marcharon al restaurante.

En la cena, todo marchaba bien. La comida estaba buena, y la botella de vino comenzaba a bajar. Marta disfrutaba por igual del vino como de las historias que le contaba Juan, y a el le encantaba verla reir. Era una chica, aunque no despanpanante, guapa y , sobretodo, simpatica, y con muy buen sentido del humor. Eso a Juan le encantaba.
Juan le estaba contando a Marta la anecdota de cuando fueron él, Marcos y Pepe a Valencia de fiesta, y este ultimo acabo desnudo en el cuartelillo tras salir huyendo de casa de una chica que habia conocido esa noche, y su marido decidio volver antes de tiempo de su puesto de trabajo de portero de discoteca. En ese momento el movil de Marta sonó, ella se disculpo y salio fuera a hablar. Minutos despues, volvio a entrar, con el rimel corrido por las lagrimas, y le dijo a Juan, entre sollozos, que se tenia que ir, por que que su hermana Clara se habia suicidado.
Que bien describes la vida!!!!

Tan sencilla, y tan casual. Como la misma que ha hecho que al dormirme hace unas horas, me despertase a tiempo para cenar y leer un rato en estos momentos de insomnio.


Esas casualidades nos arrebatan a gente querida, con su consentimiento o sin el ...




Galeria de coleccion

de sellos,

de esperanzas,

de muertos,

de añoranzas,

de cal viva en la boca...

de miel que escurre la almohada,

de sueños,

de piedras,

de espadas,

Lloro hoy por ti,.... que la tierra te llama

A tu mano no alcanza la mia...

No te olvido.




Y de esta forma pintamos sus recuerdos, lejos de volvernos a ver.
La muerte seguira siendo la puerta que nos queda entreabierta para dejar de leer.


Salu2 desde el olimpo, y genial relato keo01


[cartman]
Mi piel se erizó al leer la última frase. Felicidades ;)


Saludos!
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