Hola amigos, no suelo postear por aquí, pero me gustaría compartir este texto que he escrito, espero que os guste y gracias por leerlo
EL PROYECTO
Nadie supo nunca a ciencia cierta lo que impulsó a aquellos dos hombres a conocerse, lo que hizo que un día cualquiera sus caminos se cruzaran. Pudo haber sido cosa del destino o bien simplemente el producto de una mera coincidencia. Lo que sí quedó claro fue que aquel encuentro espontáneo cambiaría el rumbo de sus vidas de una forma radical.
Eran personas totalmente diferentes y fue ese hecho el que tendría un mayor peso en su relación. Uno de ellos era artista, aunque nadie pudo saber a qué arte en concreto se dedicaba puesto que practicaba y se interesaba por el arte de una forma generalizada. Lo mismo sucedía con su compañero científico quien se interesó por tantos campos tan variados y diversos que nadie fue capaz de definirlo. Sus maneras de ver el mundo chocaban frontalmente, opuestas como dos trenes en dirección contraria. Mientras que el primero era idealista, creativo, sentimental, apasionado e inclinado a lo irracional, a la expresión en bruto de las emociones y sentimientos más profundos del alma el segundo era frío, analítico, lógico, calculador y poseía esa racionalidad emergente que hace a las personas enterrar sus pasiones en lo más profundo de su ser.
La conexión entre ellos fue instantánea, como la de los polos opuestos de un imán. Entablaron una amistad rápidamente y se convirtieron en amigos inseparables, tan inseparables que era difícil no encontrarlos juntos. Siempre iban de un lado a otro hablando entre ellos, debatiendo temas demasiado complicados y abstractos para cualquier viandante, que difícilmente era consciente de cuál era el problema. Porque parecía existir un problema entre los dos, nunca alcanzaban un acuerdo y parecía que su disentimiento jamás tendría fin. Esto era debido probablemente a la gran diferencia que existía entre sus opiniones y puntos de vista, diferencia que un día les impulsó a tomar una decisión.
Aquel día sencillamente se encerraron juntos en una modesta habitación convenientemente adecuada a sus necesidades. Apenas salían de allí, solo cuando necesitaban alimentos o algún otro producto básico para su supervivencia, sus voces resonaban al otro lado de la puerta cerrada con su cotidiano discutir, pausándose de vez en cuando, subiendo el volumen otras veces. Dijeron que estaban haciendo algo grande, un gran proyecto conjunto y que el resultado final sería de gran importancia. Creyeron que podían alcanzar lo inalcanzable, hacer lo imposible debido a la excesiva complementariedad que existía entre ellos, tan solo tenían que sintetizar sus pensamientos en uno solo y el éxito de su gran empresa estaría asegurado.
La incertidumbre acabó envolviendo por completo aquel “proyecto”. Habían pasado muchos meses desde que se inició y nadie sabía cuando terminaría, ni siquiera se sabía el objetivo que perseguían aquellos hombres. Los rumores y las especulaciones acerca del tema se convirtieron en uno de los temas predilectos de conversación. Algunos afirmaban que estaban diseñando alguna especie de máquina revolucionaria que permitiría hacer lo imposible (variaba mucho dependiendo de la versión), otros que trataban de elaborar un plan para hacerse ricos y otros que estaban creando un modelo político que haría feliz a la gente. Las especulaciones eran muchas y muy variadas, pero con el paso del tiempo el tema acabaría pasando a un segundo plano y la gente apartaría su incertidumbre y su curiosidad a un lugar más profundo de su pensamiento.
Todo el mundo recuerda el momento en el que el gran “proyecto” llegó a su fin. Era una noche fría y silenciosa, dominaba el cielo una gran luna llena y se podía aspirar un aire cargado de humedad, de olor a tierra mojada. La paz de la noche y el sueño frágil de la gente se vio perturbado por un repentino sonido: un disparo. Todo el mundo sabía de donde procedía. Corrieron hacia aquella habitación, aquella que nunca habían visitado y que tanto anhelaban visitar, la que tanta curiosidad les suscitaba. Aquel sentimiento de curiosidad había renacido en sus mentes y parecía mayor que la preocupación que les podía provocar el haber oído un disparo en la noche. Llegaron al fin a aquella puerta negra e impenetrable irrumpiendo seguidamente en la estancia. Su deseo de conocer se vio satisfecho al fin, aunque de forma decepcionante.
Los encontraron a los dos muertos, tendidos sin vida en el suelo. Uno de ellos presentaba un disparo en el pecho, pero el otro no presentaba ningún signo que explicara su muerte. “Parece una muerte natural, pero no puede ser, es muy extraño…” diría más tarde un doctor al examinar el cuerpo. Junto a los dos cuerpos sin vida encontraron una mesa de madera sólida y resistente, con una silla en cada extremo y en el centro un lápiz junto a un papel en blanco, un blanco vacío y sin respuestas.
Los enterraron al día siguiente bajo el sol rojizo del atardecer, nadie acudió a reclamar los cuerpos ni se interesó por ellos. El proyecto había terminado, fueron enterrados en un cementerio corriente, bajo una única y pulida lápida sin ninguna inscripción ni nombre tallado que constituiría el único testimonio de su existencia hasta el fin de los días.