[Relato] Instalando Calderas

¡YA TENGO CALDERA! Después de una buena temporada luchando día sí día también por tener agua caliente, de tener que aguantar que la caldera se riera de nosotros apagándose justo después de la primera enjabonada en la ducha y de estar calentando cazos para fregar los platos (con el riesgo mortal que eso conlleva sobretodo en el transporte), ya está la caldera instalada y rugiendo agua caliente por sus intestinos, pero no ha sido fácil, no ha sido nada fácil.
Para comenzar si juntáramos a todos lo manitas y habilidosos y los nacionalizáramos españoles a mí me tocaría vivir en Papua Nueva Guinea. Como tengo que ser sincero conmigo mismo esto es algo que tengo ya asumido, genero caos a mi paso, por eso que sólo plantearme arreglar algo en casa me produce cierto desasosiego, pero viendo que cuando se acostumbra al agua caliente después se echa de menos, nos pusimos en casa a buscar una solución.
Primero era buscar quien nos pondría la caldera, alguien normal hubiera llamado a Gas Natural o a la compañía que le atracara cada dos meses con el recibo para comprarla, financiarla e instalarla, he de reconocer que yo tuve este momento de debilidad y tendencia a la normalidad, pero entonces me dije: ¿Qué eres? ¿Una persona normal? NOO. Entonces me puse en contacto con mi cuñada que tiene un vecino / amigo que su hermano trabaja para Gas Natural, le convencí (previo acuerdo de un precio) para que viniera a casa a instalar la caldera que yo compraría.
¿Dónde comprarías algo que si explota remodela la cocina y crea agujeros de un tamaño que podría desfilar tranquilamente una comparsa del carnaval de Cádiz? Pues por Internet, leyendo foros, un respeto que soy informático. Así que después de consultar paginas y paginas, llame a un distribuidor de material de calefacción para instaladores. Module mi voz hasta conseguir voz de instalador, ante todo seguridad.
- Hola, mira, que necesito para una instalación que tengo que hacer una caldera Yunkers y he visto vuestros precios en un catálogo que me han hecho llegar.
- Muy bien, que querría ¿Atmosférica o Estanca?
- Hmm, uy que se corttt… quenotoigobien…
Vale a documentarse más, atmosférica suena mal, no se me sonaba como a bomba de hidrogeno y Estanca… de estanca no tenía referencias, así que tras volverme a documentar y utilizar el comodín de la llamada, me dijeron que tenía que comprar una estanca. Vuelvo a llamar a la tienda y les digo con mi mejor voz de instalador:
- Mira antes no pude seguir hablando, pero la caldera que quiero es la estanca
- Pues serán 966€
- Perfecto, cuando puedo pasar a buscarla
- Podrás venir mañana
“Mañana” era el viernes, día que a las 18:30 tenía que estar en el veterinario para una revisión, no mía mal pensados, de mi conejo… (no pienso dar más explicaciones), los viernes yo trabajo hasta las 15h, con el atasco conseguí llegar a la tienda a las 16h. Primera fallo, no tenía ni idea de lo que puede pensar una caldera, no es que dude de mi fuerza, no dudo, lo tengo clarísimo se que no tengo de eso yo tengo brazos solo para equilibrar el cuerpo ¿Y si no podía moverla?
Al llegar a la tienda me saluda un chico de esos que dejó de estudiar justo en el destete, y me dice:
- Mira esa es tu caldera –dice esto señalando una caja de mas o menos 150x50x50
En cuanto se mete en la rebotica (tienen rebotica las tiendas de calderas) hago un intento de alzamiento de caldera y la levanto dos centímetros del suelo y me descoyunto las dos clavículas. Cómo no tenían echa la factura tenía que estar entrando y saliendo varias veces así que cada vez que el chico entraba yo iba arrastrando la caja por la tienda como si fuera SOKOBAN intentando encararla a la puerta para tener que moverla lo menos posible dentro de la tienda a la vista de los profesionales (recordemos que yo estaba con mi voz de “soy un instalador de la leche”). En un momento de despiste entró en la tienda un hombre de esos que visten de mono azul manchado y que a cualquier hora del día te dicen eso de: “Es que ahora mismo me iba a tomar una cervecita”, al entrar me dice:
- Está Miguel? – y sin esperar respuesta grita – MIGUEEEEEE que cada día tienes esto más desordenado, que tienes cajas por todas partes y le mete un empujón a MI CALDERA y la devuelve a la posición original.
No lloré porque seguí en modo “soy un pofesiona” solo me volví a colocar tras la caldera y vuelta otra vez a empujar, el hombre me miro con cara de disculpa y siguió gritándole cosas a MIGUEEEE, que resultó no estar en la tienda.
Salió el chico, me hizo la factura y me dice:
- SI vienes solo yo te ayudo a cargarla en la furgoneta.
Yo me limité a señalarle mi 307 a lo que él respondió con un “cabrá” que no si era un anunció, una amenaza o una profecía. Caber, cupo en el coche aunque tuve que subirla notando como las clavículas y hombros insistían en hacerse notar. Un solo pensamiento recorría mi mente “TENGO QUE SUBIR ESTO CUATRO PISOS”
Llegué a casa, bueno a la portería a las 17:15h, esto es importante no solo porque a las 18h tenía que salir de casa con un conejo metido en un transportín sino porque todavía no había podido comer lo que ayuda mucho si tienes que cargar con un trasto y subirlo a patita cuatro pisos. Tuve momentos de todo en la ascensión que me llevó media hora, momentos de depresión donde las lagrimas resbalaban libremente por mis mejillas, momentos de subidón de adrenalina donde subía cuatro peldaños de golpe y rompía las fibras del bíceps como si estuviera hecho de gasas, momentos de balanceo descontrolado donde caldera y yo podríamos haber acabado en un abrazo mortal al final de las escaleras. Llegué a la puerta con la seguridad de que la iba nunca sería la misma después de perder la movilidad de los brazos para siempre. Empuje la caldera como pude hasta el recibidor, saludé y en 10 minutos me comí dos platos y postre, metí al conejo en el transportín y al veterinario.
Al día siguiente (sábado) el instalador me había dicho que vendría a las 9:30 así que yo me levanté a las 8:30 preparado para comer un desayuno de esos de órdago. Prepare mi leche con Colacao (he tenido que dejar el café), me preparé una tostada con mantequilla y… suena el timbre… “HOLA SOY EL DE LA CALDERA”… El desayuno al garete, corre a ponerte algo de ropa (algo más que el pantalón del pijama).
Entra el buen hombre con las herramientas y me dice:
- Vete al lavabo y llena dos cubos de agua
- ¿Qué es para enfriar las soldaduras?
- No, porque vamos a cortar el agua y a lo mejor nos dan ganas de ir al lavabo
Nadie dijo que instalar iba a ser poetico. Al desmontar la caldera vieja empezó a caer agua que supongo que tendría en sus circuitos así que me mandó a buscar un barreño, mientras yo buscaba el barreño el buen hombre cogío la ensaladera que mi mujer utiliza para las ensaladas (que es de cristal y con grabados) para recoger el agua sucia que iba saliendo… cuando volví y lo ví pensé “Como lo vea mi mujer” y al instante oigo una voz:
- ¿QUÉ HACE CON LA ENSALADERA?
- Recoger agua – por que ser original pudiendo ser obvio.
- ¿POR QUÉ NO LE HAS DADO UN BARREÑO?
- Porque no he tenido tiempo…

Tapamos la lavadora con un fular y nos pusimos a trabajar, ahora quito hierros, ahora pongo hierros.
- Bueno ahora tendrías que descolgar la caldera vieja. Yo te guío.
Así que ya me ves pillándome los dedos para coger una caldera que pesaba un muerto, no tenía ningún punto de agarre pero si muchos bordes cortantes (¿pero que mente enferma diseña calderas?, ¿los que echaron del proceso de selección para diseñar guillotinas?) Baje la caldera con su inestimable guía, hizo las marcas para los soportes de la nueva colocó el soporte en la pared, al hacerlo me dice:
- Bueno ahora cuelga la nueva que yo te digo si queda recta.
Tentado estuve de decirle que yo tengo un ojo espectacular para darme cuenta de la rectitud de los aparatos pero como soy tonto y se me nota, subí la caldera (¿había dicho ya que estaba sin desayunar?).
Entonces el buen hombre se puso a soldar tubos, tubitos, tubos más gordos, codos y demás y cuando lo tuvo todo montado en la caldera contra la pared se dio cuenta de que faltaba una soldadura y ¿Qué hizo? Soldarlo contra la pared, enchufó el soldador con su llama de palmo y ale a soldar los tubos. Yo creo que la baldosa por un monto recordó cuando la estaban cociendo por primera vez allá en su niñez y la convirtieron en una pieza de porcelana. Por suerte no le paso nada salvo el ennegrecerse como si hubiera sobrevivido a Hiroshima, nada que no se pueda arreglar con un buen rato limpiando.
Después de probar que todo funcionaba el hombre me dice, bueno ahora ayúdame a bajar la caldera vieja a la furgoneta que ya me la llevo yo. Vuelta a mover un cacharro del infierno escaleras abajo cuatro pisos.
Pero todo vale la pena cuando enciendo el grifo y agua calienta mis manos.
Hombre... yo puliría un poco el estilo, o más bien el formato...

En cualquier caso, genial, muy divertido, me he reido con ganas.
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