Bueno, he aqui mi segundo relato del día, y es que ultimemente escribo a destajo, sera el estar de vacaciones
Esta acabado tambien, por lo que podeis opinar, criticar en el mismo hilo.
Lo dicho, gracias por leerme y saludos.
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LAS UVAS DEL MAL
Las previsiones para ese año eran excepcionales. El tiempo había acompañado y por suerte, las tan temidas trombas de agua no se habían dado. Las mujeres acudían pues, puntuales cada domingo a rezar al santo patrón para que el tiempo continuara benévolo. Hacia años que no se presentaba como este, cosecha de vino excepcional y además una producción muy alta, quizás demasiado alta para la escasa demanda que habían provocado los pésimos caldos de pasados años. Y como el demonio bien sabe que trabajando cerca del hombre sacia su sed de mal, se puso manos a la obra.
Comenzaron los problemas. El primero se dio una tranquila noche, en la que las campanas de la iglesia rompieron la calma. La viña del señor Julián, inexplicablemente se encontraba en llamas. Todo el pueblo se echo al monte, y así, antes de que amaneciera, el fuego, y también las uvas eran ya historia. Días mas tarde, una extraña plaga asoló por completo la parcela de pobre Ramón Ramírez. Lo extraño fue que la plaga se cebó únicamente con sus hermosas y crecidas plantas, y que en pocos días acabó con todas las ilusiones de un año, dejando por otro lado, intactas las ilusiones del señor Zacarías, que cuidaba con esmero su terreno al otro lado del camino. Los rumores y habladurías comenzaron a extenderse por el pueblo, un pueblo que fue perdiendo su fama de amable y colaborador, para pasar a ser visto a ojos de los vecinos de comarca como un pueblo rencoroso y desagradable. Las sospechas caían, como no podía ser de otra manera en el señor Zacarías, y en menor medida en Luis Serrano, un pobre hombre viudo que tenía a su cargo a un hijo sordo. Zacarías era un poderoso terrateniente que producía centenas de litros de varios tipos de vino y que se caracterizaba por su extrema avaricia.
Los rumores en voz baja acabaron por convertirse en clamores al cielo, cuando inexplicablemente el pobre Luis Serrano desapareció del pueblo sin dejar rastro. El pobre joven sordo, se quedó solo, y enfermó de pena, algo que le llevó a tomar la decisión de vender o arrendar sus tierras para tratar de salvar las radiantes uvas que ya empezaban a ser recogidas. Sus vecinos se negaron, eran totalmente escépticos a lo que había sucedido aquel año y la ultima opción que tuvo el joven Serrano fue cedérselas al avaro Zacarías, quien gustosamente aceptó. Varias veces se reunieron para arreglar papeles y determinar cantidades, todas ellas en la casa de Zacarías, en una ocasión , el dueño de la casa sufrió una indisposición y mientras se recuperaba de ella Serrano observó la inmensa biblioteca, y por impulso cogió un libro que le pareció interesante. Leyendas y mitos de Oriente se llamaba. Al ver que no volvía Zacarías, Serrano volvió a su casa, con el libro bajo el brazo, pensando que no se percataría su dueño.
A partir de ese día, todo cambió, la relación entre ambos se rompió y los cultivos del joven se echaron a perder, todo lo contrario que la fabulosa cosecha que había conseguido Zacarías.
El año siguiente fue parecido pero distinto, Zacarías desapareció misteriosamente en plena temporada de fermentación de un brebaje que se presagiaba excepcional, cosa que no sucedió por completo. Todo lo contrario sucedió con la cosecha de Serrano Y Cia., cooperativa que formó el joven con el resto del pueblo y que año tras año produce un vino excepcional, del mismo gusto que el que hacía Zacarías en sus mejores años.
Desde la muerte de Zacarías, el pueblo guarda un terrible secreto, pactado para ser llevado con ellos a la tumba. Dicho secreto se relaciona con unas hojas que misteriosamente han sido arrancadas del libro que el joven Serrano en su día robó al mezquino Zacarías. Nunca se habla de ello, pero los rumores en la comarca cuentan cosas extrañas de sus vecinos de aquel pueblo de habitantes cerrados. Se habla de extraños ceremoniales traídos de remotos lugares del lejano Oriente. Otros van mas allá, y directamente les acusan de raptar seres humanos para arrojar sus cadáveres a las cubas de vino para mejorar su sabor. Un sabor que por extraño que parezca, es único en la comarca. Es el sabor del vino de la muerte.
J.A.G.H 2002