Cuando el destello paso bajo la puerta, ya habían pasado las campanas de medianoche, el alemán se encontraba apurando una copa ante el mapa de conquistas. Cuando la mujer entró por la puerta de madera, le dedicó una curiosa mirada.
-Por favor disculpe la molestia- solicito la mujer con un saludo respetuoso- he venido sólo para una corta entrevista… me envía el periódico del joven ario -carraspeo ante la nula respuesta de el - ¿quizás mi alemán es incorrecto?- se llevó la mano al cuello y toqueteo el medallón que coronaba su escote.
-No, es excelente descuide, tome asiento - le pidió Hitler mientras le servía una copa- dígame, ¿de qué siglo viene?
-¿Siglo? No Führer, no le entiendo, sólo soy una voluntaria del periódico ario como...-
-Señorita -le interrumpió acusandola con el vaso- son las doce de la noche, usted habría tenido que pasar por una docena de guardias armados, con órdenes de no molestarme, además del pequeño detalle de que esa puerta por la que ha entrado es la de mi baño privado, que no tiene más accesos que este despacho, así que...-
-Eso puedo explicarlo...- musitó ella con un carraspeo-
-Ni lo intente, además seguro que su ventana temporal es reducida... por el traductor que llevas y que parezcas bastante humana... ¿finales del siglo 23?, díme, ¿robaste la máquina del museo?, ¿encontraste un prototipo? No has podido usar una máquina oficial o ya estarían aquí los Tempo.
- Yo... yo... -ella se derrumbó en la silla- era un plan perfecto... una entrevista única con Hitler... y ahora iré a la cárcel...-
-¿Por? No has hecho nada malo todavía y no veo a ningún policía aquí... así que...-
- ¿Pero esto no es una trampa? -preguntó aterrada- ¿Esto no es una simulación?
-No -contestó él con parsimonia mientras se rellenaba su vaso- estas en 1940, en el despacho privado del Führer, Alemania nazi -toqueteó la mesa con una sonrisa- esto es real…
-Pero usted no puede ser el... es imposible, el no podría saber nada de esto.
- Tienes razón pero déjame preguntarte, ¿qué crees que intenta cada nuevo viajero del tiempo?, aparte de intentar encontrar a Jesús o Mahoma y darse de bruces con la inexactitud de las escrituras.
- ¿Intentar matarle? -aventuró ella-
-Exacto, matar a Hitler, generalmente los Tempo aparecen y frustran el intento, sucede cada mes mas o menos, pero una vez, al principio de los viajes temporales, una sola vez la policía no llegó a tiempo.
-Pero estas vivo...
-Como te contaba, uno lo consiguió, saltaron todas las alarmas y bueno, digamos que tras intentar arreglarlo descubrieron que no se podía revertir, se había creado una anomalía y la paradoja casi destruye nuestra línea temporal, así que se decidió otro camino, si debía existir un hitler, habría uno -hizo una pausa y tomó un retrato suyo de la estantería y lo señaló- un voluntario, un poco de genética estética, un chip cerebral con la más exhaustiva biografía histórica jamás realizada y un billete de solo ida a la Alemania nazi justo al segundo después del asesinato... supongo que borraron todos los registros después de enviarme o simplemente la paradoja se arregló así.
-Usted fue ese voluntario... pero, entonces... ¿tiene que repetir la historia? -en sus ojos pasó el brillo de la esperanza- ¿No puede cambiar nada?
- No, los grandes sucesos deben respetarse -una mueca de aversión le traicionó el semblante-… pero la historia es bastante misericorde con los pequeños detalles, por ejemplo esta noche no esta registrada históricamente, así que no tengo obligaciones especiales y se que nuestro encuentro no se descubrió en esta época.
-Pero si no se descubrió, es que no volvi, nunca escribí un artículo
-Como le he dicho la historia perdona los pequeños detalles, pero mantiene los grandes, quizás este es el momento de esta visita, que usted vuelva y lo cuente. ¿Como se iba a llamar su artículo?
- Palabras con un mito.
- Quizás… - reflexionó un instante- podrías llamarla palabras con el hombre que suplanto a un mito… ¿empezamos la entrevista? -revisó el calendario y pegó un pequeño salto cómico- Demonos prisa, ¡Mañana tengo que invadir Francia!