[Reportaje] Los diez de mi vida (parte 1/3)

Hola a todos. Voy a publicar un reportaje que he escrito para mi blog sobre mi historia en el mundo de los videojuegos. Espero que os guste.

Hoy, entre libros, apuntes, folios desperdigados, ventanas de messenger abiertas agobiándome con su insufrible pitido me ha venido a la mente una cosa (ya veis, hasta en esas situaciones pienso), hace mucho que no escribo un artículo de opinión en Waveworld , así que ni corto ni perezoso he echado todo a un lado y aquí estoy dispuesto a escribir.

Y la verdad es que hoy que estoy de buen humor y algo melancólico (será la primavera) no me apetece escribir unos de esos ácidos artículos criticando a Sony o de frío análisis entre reproductores de video, hoy no, hoy hablaré sobre los diez juegos que han marcado mi vida en uno u otro sentido, esos diez juegos que me llevaría a una isla desierta si es que me permitiesen pasar tantos cacharros por la aduana.

Antes de empezar quiero advertir a mis futuros lectores que muchos de los juegos de los que aparezcan en la lista seguramente los más jóvenes ni los conozcáis, y es que yo soy de la generación 16-bits muchísimo más que de la de Playstation (aunque me adapto como puedo a esta). Para mí, los mejores juegos ya se han hecho, hoy se podrán hacer virguerías técnicas pero que para mí nunca alcanzarán el encanto que tenían los juegos de Game Boy (la tocha), Nes o Super Nintendo. Por algo dicen que todo tiempo pasado fue mejor.

Sitúense, navidades del año 1994, una tía buscando desesperadamente un cacharro que su sobrino de ocho años le había pedido para regalo de reyes. Ese criajo (¡qué viejo soy ya!) era yo, y el cacharro en cuestión la Game Boy más arcaica de todas junto a mi primer videojuego, Darwing Duck . Nunca podré agradecerle lo suficiente a mi tía ese regalo que tantas y tantas horas de diversión me ha dado.

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(El juego en su versión para Nes. El de Game Boy no tenía color^^)

Y como la cosa va de juegos pues en concreto las horas de diversión que me proporcionó el videojuego basado en la serie de dibujos animados del pato Darwing. El cartucho era un plataformas de una calidad impresionante para la época, aún hoy me sigue pareciendo un plataformas excepcional, en el que debías salvar la ciudad de los malos malísimos también sacados de la serie. No sabría decir la de veces que me habré pasado este juego.

Unas navidades después mi colección consolera crecía y mi primera consola doméstica entraba en escena, Nes ocupaba mi casa. La veterana 8 bits de Nintendo tiene algunos juegos irrepetibles y tal vez cometa un sacrilegio al quedarme sólo con dos juegos, pero es que son dos de los juegos que nadie debería de olvidar jamás.

Hablo de Súper Mario Bros 1 y Súper Mario Bros 3 . La primera parte del fontanero bigotudo sencillamente no necesita presentación ya que ¿quién no conoce este juego?, pero por dar unas pinceladas he de decir que se trata tal vez del mejor plataformas de todos los tiempos, un mito, una revolución, el inicio del despegue de Nintendo. Y es que el mundo champiñón tiene algo muy especial.

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(Super Mario Bros es uno de los mejores plataformas, parece que el tiempo no pase por él)

Tan especial que volví a caer en sus garras con la tercera parte (la segunda la disfruté años más tarde). Si del primer Súper Mario he dicho que puede tratarse del mejor plataformas de todos los tiempos, de este digo que es el mejor plataformas de todos los tiempos y más allá (si es que eso existe). Lo tenía todo, gráficos alucinantes, un número de fases increíble con una variedad entre sí impresionante: el mundo de los gigantes, el mundo del agua, el mundo de la oscuridad…Tiene elementos además que yo no he visto en ningún Súper Mario posterior (aunque alguno me he perdido), los barcos, las flautas (aún recuerdo los trucos para conseguirlas), los trajes especiales (nada como ser una rana o un hombre martillo) etc. Sencillamente imprescindible.

Por suerte, no me estanque ahí y salté a la nueva generación, a los 16-bits, la que para muchos (entre los que me incluyo) ha sido la época dorada de los videojuegos. De esta etapa me voy a quedar con tres juegos, aunque aquí tengo una amplia lista de juegos que me hicieron perder mucha vida social en aquel momento. Mi podium lo componen Terranigma, Super Mario World y Zelda: A Link To The Past . Y vuelvo a repetir que me dejo por el camino joyas como Illusion of Time, Secret of Evermore, Yoshi’s Island, Kirby’s Fun Pack, Final Fantasy III (VI)…y paro ya porque sino se me van a saltar las lágrimas.

Terranigma es una palabra que a muchos os sonará a Chino, pero que a mí me suena a grandes recuerdos, a juegazo de Rol, a tal vez mi videojuego preferido (como dato curioso añadir que estaba desarrollado por Enix). En él, tomabas el control de Ark, un joven huérfano que vivía apaciblemente en una aldea subterránea debido a que grandes guerras habían destruido el mundo tal y como hoy lo conocemos. Todo iba bien hasta que un día descubre lo que podría definirse como la caja de Pandora, a partir de ahí se desarrollará una emotiva e impresionante historia sobre el héroe que sacrifica todo por resucitar el mundo. Todo lo que compone a este título, personajes, lugares, giros de guión es sencillamente insuperable. Por algo es mi juego preferido.

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(No tengo palabras para describir a Terranigma)

Regresemos de nuevo al mundo champiñón, pero esta vez en una estética 16-bits, volvamos con Super Mario World . Otra obra maestra, a la altura de los otros. Los chicos de Nintendo supieron innovar y crearon un título que era pura diversión, además para un chaval acostumbrado a dejarse la vista jugando a la Game Boy el ver aquellos entornos gráficos, tan coloridos, tan bonitos, era una sensación que aún hoy no sabría describir. Muchos años más tarde sigo echándome de vez en cuando alguna partidilla a este juego, por lo que no creo que tenga nada más que decir.

El otro juego que me marcó en Súper Nintendo fue Zelda: A Link To The Past . Este es un caso curioso, puesto que el juego llegó en inglés y recuerdo que tampoco me enteraba muy bien de la historia y que alguna vez tuve que llamar al Club Nintendo (¿alguien se acuerda?) para saber que era lo que tenía que hacer pero el juego me tenía loco. Y es que no cabía en mi gozo de ver a ese muñeco tan raro de sombrero verde moviéndose por mi televisión al ritmo que yo le marcaba, quizás también era que no podía dejar a la princesa Zelda con los malos, quien podría resistirse…

Y pasaron los años, y la Game Boy se hizo de color, pero ¡cómo era posible!, los juegos de mi ‘pequeña’ Game Boy en color, no podía faltar, tenía que ser mía y así sucedió. Cuando ya tuve en mis manos mi Game Boy color me compré un juego que era compatible con el color (aunque no era puro de ella), el juego era Wario Land . El hermano (o primo, a saber…) malo de Súper Mario protagonizaba otro juego grandioso, un plataformas de calidad que si bien no llegaba a la altura de los juegos de Súper Mario a los que yo había jugado me mantuvo pegado a la pantalla innumerables horas. Lo más innovador era el sistema de gorros que sustituía a las setas, flores, plumas etc. de los juegos protagonizados por el bigotudo. Horas, horas y más horas…

Y crecí a la misma velocidad que evolucionaban los videojuegos, quedaban atrás los 16-bits y aparecía Playstation, Sega Saturn y Nintendo 64. Yo como nintendero que soy hice caso omiso del éxito que estaba cosechando la primera consola desarrollada por Sony y me deje mis ahorros en Nintendo 64, se que me perdí muchas cosas, pero no me arrepiento en absoluto.

En este momento mi inglés era bastante decente y como aficionado a Zelda que soy decidí comprar Zelda Ocarina of Time , bendito día. ¡Qué locura! recuerdo que tendría unos catorce años y por que me lo pasé antes, pero creo que si no habría cumplido los quince jugando a ese juego. ¡Vaya gráficos!¡vaya malo era el malo (valga la redundancia)!, recuerdo que odiaba al búho, que los Zoras me daban un poco de manía y que cada vez que podía iba a ver al jefe Goron, me quedaba perplejo observando los escenarios de Hyrule. Aún sabría tocar algunas melodías en la ocarina y eso que ahora tengo casi veintiún años.

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(Los 64 Bits le sentaron de maravilla a Link)

Hubo una temporada en la que me estanqué en cuanto a lo que a la compra de consolas se refiere, ya se sabe, chicas, noche…que le pierden a uno a esa edad. Sin embargo aproximadamente a los diecisiete años me compraron mi primer ordenador (para estudiar :-D), y como no podía dejarlo tan sólo me compré al poco tiempo el Final Fantasy VII , fiesta nacional tenían que hacer el día que tome esa decisión. No hablaré sobre este juego, ya que creo está todo dicho, sólo aportaré un dato, llevaba unas 170 horas jugadas y todavía no había conseguido todas las materias ni había podido acabar con arma de tierra.

Pese a este glorioso pasado con el que tantísimo he disfrutado, yo también he sido de los que le acabó dando una oportunidad a la generación Playstation (que remedio), en mi caso en su segundo modelo. He de decir que con la perspectiva temporal que dan los años al final ha sido una buena compra, ya que he disfrutado con muchos de sus juegos. Pero hay uno que destacó por encima de cualquier otro en mi gusto videojueguil, Silent Hill 2 . La aventura de James Sunderland en el pueblo maldito me atrapó y me hizo sentir verdadero miedo, algo que hace unos años no habría podido ni imaginar.

Y hasta aquí mi pequeño repaso a mis recuerdos, a esos juegos que se me han quedado grabados para siempre en la memoria, esos juegos que me llevaría a la isla desierta. La verdad es que me dejo muchísimos que también tienen un huequito en mi corazón como Zelda Dx, Super Mario 64, Road Rash, World Cup…pero es lo malo de seleccionar sólo diez. Por lo demás espero que no os hayáis puesto demasiado tristes recordando tiempos pasados, aunque la verdad es que hay que decir lo de que tiempos aquellos…

Y ya está. Podéis encontrar las tres partes en mi blog, espero que os haya gustado.

Saludos [360º]
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