Los robots siempre han cautivado nuestra imaginación. Quién no ha deseado tener alguna vez uno de estos simpáticos artefactos en casa y que sea el perfecto compañero de juegos o un complemento indispensable para las tareas del hogar. Tal vez la idea que a todos nos viene a la cabeza cuando pensamos en un robot es similar a un ser humano y con la capacidad de moverse como nosotros. Seguramente la culpa la tiene nuestra cultura popular como el cine y otros medios que nos han marcado a fuego esa imagen.
En este reportaje dividido en varias entregas haremos un recorrido por el apasionante mundo de la robótica, desde los primeros artefactos mecánicos hasta los robots bípedos e inteligentes más avanzados en la actualidad. Pero no pensemos que los robots pertenecen a nuestra era moderna, aunque es cierto que es ahora cuando la robótica está en su estado más avanzado también es interesante echar la vista atrás y asistir a sus fascinantes orígenes.
Un poco de historia La idea de crear un sistema artificial capaz de ayudar en las diferentes labores que puede llevar a cabo un ser humano ha sido una constante desde hace mucho más tiempo del que pensamos. Si hacemos un poco de retrospectiva histórica tenemos que remontarnos nada más y nada menos que al siglo I a.C, una época de la que se tienen los primeros registros de artefactos o autómatas fabricados por las civilizaciones griega, egipcia y la antigua china.
Leonardo da Vinci, uno de los mayores genios de la historia también se vio cautivado por tal idea fabricando un caballero robótico ya en el año 1495. El autómata de Da Vinci estaría fabricado a partir de una armadura medieval de caballero. Aunque no hay confirmación de que el artista construyera su ingenio, los registros encontrados en 1950 indican que su robot sería capaz de realizar movimientos humanos tales como sentarse, mover los brazos, la cabeza o incluso la mandíbula.
Autómata diseñado por Da Vinci
A partir del siglo XVII se produjo en Japón un gran avance en los autómatas denominados Karakuri. Se pueden considerar los primeros robots utilitarios y populares de la historia, aunque estaban dirigidos al juego o al mercado ornamental. Los Karakuri tenían un tamaño aproximado de 50 cm y eran capaces de mover su cabeza y sus manos, además de andar.
Autómatas japoneses llamados Karakuri
Pioneros de la robótica Pero si existe un padre de los llamados autómatas ese es sin duda el francés Jacques de Vaucanson. Los autómatas que diseñó Vaucanson eran totalmente mecánicos, además de ser los más avanzados de su tiempo. Lo que Vaucanson quería conseguir era crear seres mecánicos equivalentes a seres vivos, pero no sólo en su aspecto externo sino también en su interior, dotándolos de lo que podríamos llamar órganos mecánicos o artificiales.
Relojero y aprendiz de cirujano, Vaucanson presentó en 1737 su famoso "Flautista". Se trató del primer autómata fabricado mediante un maniquí que representaba a un pastor con la capacidad de tocar la flauta y un pequeño tambor. El músico artificial era capaz de tocar doce melodías diferentes moviendo los dedos de su mano (recubierta con piel de animal) para tocar la flauta, además de mover la otra mano para ir golpeando el pequeño tambor.
Esquema del mecanismo interno de "El flautista"
Aunque el autómata flautista fue un fenómeno de la época, no tuvo nada que hacer frente a la siguiente creación del genio francés: un pato con aparato digestivo. El pato artificial ofrecía la posibilidad de mover la cabeza, batir las alas, comer grano, beber agua y defecar excrementos con apariencia real.
Este pato mecánico contaba con 400 partes articuladas sólo en sus alas. En su interior se encontraba el aparato digestivo artificial donde se simulaba digerir el alimento, algo que realmente no ocurría ya que el "animal" defecaba una mezcla fabricada y dispuesta en un pequeño depósito al cual iba a parar el agua y el grano que supuestamente devoraba, con lo que los supuestos excrementos no procedían del estómago del pato.
Desgraciadamente a día de hoy no se han conservado ninguno de los autómatas que fabricó este visionario francés, sólo podemos apreciar sus diseños, esquemas y reconstrucciones sobre algunos de los autómatas mecánicos más famosos de la historia.
Sofisticado mecanismo del pato de Vaucanson
Por último destacar otra increíble creación, en esta ocasión diseñada por otro genio adelantado a su tiempo. El relojero suizo Pierre Jacques-Droz fabricó en 1774 el primer autómata escritor formado por más de 6.000 piezas ensambladas durante seis años. El escriba artificial tenía la capacidad de mojar la pluma en tinta y escribir notas mediante cincuenta caracteres que se programaban previamente por la persona que operaba sobre el autómata.
Además del escritor, el suizo también se encargó de "La pianista", un autómata que simulaba a una mujer con capacidad para tocar un órgano. Esta creación podía dirigir la mirada hacia las teclas, mover su cuerpo mientras tocaba, mover su pecho simulando respirar o hacer la reverencia al terminar su función. Todo mediante sus más de 2.000 piezas.
En nuestra próxima entrega dejaremos atrás los autómatas para dar las claves sobre el origen de la palabra robot y qué es lo que se considera realmente un robot. También tendremos la oportunidad de desgranar las famosas tres leyes de la robótica de Isaac Asimov, y por supuesto asistiremos a un auténtico inventario de seres artificiales cuyas posibilidades y potencial no dejarán indiferente a nadie.