Al márgen del precio, que como dice NaOnak no tiene nada que ver con la calidad del producto, a mi me parece un juego soberbio.
Ya lo jugué en su día en PS2 y quedé prendado por su originalidad y experiencia única. Pero en Dreamcast me gustó más aún.
Es un título único en su género (salvo la continuación espiritual que tuvo posteriormente en 360), adictivo como pocos y que crea una interacción sinestésica con el usuario con la que pocas veces se ha experimentado en la industria.