El objetivo del proyecto
RoboEarth es construir robots interconectados mediante una base de datos común que incluya las "experiencias" de cada unidad para compartirlas con el resto desde la nube. En esencia, el Internet de las máquinas. Y lejos de ser una historia de ciencia ficción, RoboEarth
empieza hoy mismo su primera prueba en el mundo real.
El proyecto ha requerido cuatro años de trabajo por parte de investigadores de la empresa Phillips y de varias universidades Europeas, entre las que se encuentra la de Zaragoza. El repositorio de información en la nube funcionará como un cerebro común para las máquinas que les permitirá aprender continuamente las unas de las otras y trabajar de forma colaborativa.
Las pruebas iniciales se llevarán a cabo en un hospital simulado en la ciudad de Eindhoven. La interconexión entre unidades permitirá, por ejemplo, que un único robot suba un mapa actualizado hasta la habitación de un paciente y que los demás "aprendan" el camino funcional. Del mismo modo, programar manualmente todo el parque de robots será tan fácil como dar la orden a una única unidad, que a su vez se encargará de "entrenar" al resto.
"El problema actual es que los robots se suelen desarrollar específicamente para una tarea", comenta Rene van de Molengraft, líder del proyecto. "Cada día, cambios que pasan a todas horas en nuestro entorno hacen que las acciones programadas sean inútiles. Una tarea como abrir una caja de pastillas se puede compartir en RoboEarth, para que otros robots puedan hacerlo también sin tener que estar programados para ese tipo de caja específica".
El sistema de almacenamiento y procesado en nube permite además que los robots requieran mucha menos capacidad computacional en cada unidad, abaratando de forma notable los costes de fabricación. De aquí a 10 años, los responsables del proyecto aseguran que RoboEarth podría llegar a los hogares, controlando de forma inteligente las tareas más comunes o bien ayudando a personas discapacitadas.
El autor James Barrat, que ha investigado la posibilidad de una verdadera insurrección de las máquinas
à la Skynet, comenta a
BBC News sobre el proyecto: "A corto plazo, RoboEarth tiene seguridad al construir alrededor de un único punto de fallo para todos los robots participantes. A largo plazo, habrá que tener cuidado de que alguno de los nodos no evolucione o de alguna manera mejore su
software. Las consecuencias de transmitir esa capacidad con la 'mente' central se deberían explorar antes de que ocurra".