Pero es que al final el público objetivo de esta jugada no somos nosotros. La gran mayoría de aquí peinamos canas y nos pasamos los tres juegos en su momento. San Andreas salió hace 17 años, Vice City ronda ya los 20, y GTA III más tiempo todavía.
Aquí el público objetivo son los millenials que se han pasado el GTA V y quieren más, y que lo más seguro no sepan ni quiénes son CJ o Lance Vance, o aquellos que simplemente quieren rejugarlos en sus consolas actuales. Al final es como la estrategia de Nintendo con Skyward Sword, te lo vuelvo a sacar adaptado para Switch y caen tanto los niños que se piensan que es un Zelda nuevo como el jugador clásico que quiere jugarlo con controles normales.
Los remasters salen al mercado porque funcionan y venden, y el coste de trabajo es menor atendiendo a los beneficios que si sacásemos un nuevo GTA. ¿Que eso provoca que no salgan al mercado nuevas IP o juegos nuevos de determinadas sagas? Pues es posible, y lógicamente los beneficios de un remaster van a ser menores que los de una entrega de la saga, pero los remasters también cumplen su función, y es no dejar caer en el olvido juegos clásicos que muchas veces acaban siendo un recuerdo, o directamente abandonware (por eso no veréis nunca un remaster de los dos primeros GTA o del primer Caesar) y, al mismo tiempo, te están haciendo publicidad de esa IP para que el siguiente juego inédito lo cojas con más ganas.
Aunque como consumidores nunca sabremos si una compañía como Rockstar, por dedicar una parte de sus recursos a sacar remasters de estos juegos, habría sacado GTA VI antes. Esto es como decir que si hubiese tirado el penalti a la derecha lo hubiese marcado... O no, igual le das al palo o lo tiras fuera.