En la biblioteca:
Pienso en todos nuestro encuentros en la biblioteca, nunca nos hemos dicho el nombre, ni se si sólo vienes a ligar o estudias aquí, pero no puedo quitarte de mi mente. Quiero volver a sentir el calor de tu lengua, tus caricias, tus manos recorriendo mi cuerpo ahogando nuestros gemidos encerrados en los cuartos de estudio. Llego con la carpeta, busco un sitio cerca del pasillo central y voy en busca de libros de consulta, me siento a estudiar mientras espero tu llegada, con impaciencia, una cita que no hemos acordado pero es miércoles y yo estoy esperándote.
Va pasando el tiempo, de repente me siento observada, se que eres tu, puedo notar tu mirada recorriendo todo mi cuerpo; sin levantar la vista me mordisqueo suavemente el labio, pensando en si te acercarás para besarme; entonces levanto la mirada y me sonríes, te brillan los ojos, tu sonrisa es cálida y se lo que estás pensado mientras me desnudas con la mirada. Se lo que vendrá a continuación, un acercamiento buscando un libro, otra sonrisa, un guiño de ojo (que me pedirás esta vez un lápiz, hojas...) no se como pero se que terminaremos como las otras vez encerrados en un cuarto; primero nos acercaremos casi sin tocarnos notando el claro de nuestros cuerpos, rozando nuestros labios, ninguno de los dos quiere dar el primer paso, me gusta esta tensión, prolongar el momento antes de que empiece la pasión.
Se juntan nuestros labios, con fuerza, entreabriendo la boca con nuestras lenguas: un jadeo y tus manos me están quitando la camiseta, recorro con mis manos tu pecho y te quito el jersey mientras te beso el cuello, te mordisqueo, gemidos, besos desenfrenados, toda la ropa en el suelo; me coges y me sientas en la mesa, nuestras manos juegan acariciando todo el cuerpo, disfrutando del momento, recorriendo con la lengua cada parte, explorando con más ganas que la última vez para saborear nuestros cuerpos, no puedo resistirme a esta aventura, a la sensación de tu cuerpo junto al mío; arqueo la espalda mientras juegas con mis pezones, jadeo fuerte intentas ahogar con tus besos mis gemidos, susurrándome palabras calientes en mi oído, yo te pido más, del roce de tus dedos, que entres dentro de mí con fuerza para gozar sin pensar en nada más.
Sé que todo terminará de un momento al otro, un día no te presentarás e irás en busca de otra chica, pero ahora sólo pienso en disfrutar del placer de cada encuentro y saborearte.
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Sueños:
Las tantas de la noche y él seguía estudiando, encerrado en su habitación, un pequeño foco que iluminaba la mesa repleta de apuntes, había perdido ya la cuenta de las tazas de café, tendría que ir otra vez a por otra, necesitaba despejar la cabeza (se empezaba a quedar dormido), le quedaba muy poco si aprobaba podría ascender en la empresa, necesitaba ese título.
Cerro los ojos, respiró profundamente y le llegó su perfume. Ella olía a sal, a mar y viento, se extasiaba con ese olor. La podía ver en la sala de juntas, a la cabeza del grupo tomando grandes decisiones. No podía resistirse a contemplar desde el otro lado del cristal su cuerpo tan deseado; una piel morena y suave como la seda, sus labios carnosos, una piernas largas y firmes que lucía escandalosamente por debajo de la falda, su generoso escote permitía contemplar sus hermosos pechos, era incapaz de perderme detalle de todos sus movimientos. Deseaba deslizar la falda por sus muslos entre besos y mordiscos, verla juguetear con los botones de su camisa clavando su mirada en mi, acercarme a sus preciosos pechos y sentir como su mano va bajando por mis hombros a mi ombligo hasta mi perderse más allá... para poder pasar otro instante entre sus piernas, saborear cada momento de gloría, el tacto firme de su piel, esa voz dura y fría con la que le daba ordenes, juntando nuestros cuerpos hasta fundirse; no me importaba nada, sólo quería poseerla hasta que un día, sería él quien se sentaría en ese despacho y sería ella la que tendría que ir hacer fotocopias, ese día ella perdería todo su atractivo; pero hasta que llegara quería aprovechar cada instante de ser un simple ayudante.