La vida da muchos golpes, muchos reveses. Te da penas, pero también alegrías.
Pienso firmemente que hay que encarar la vida siempre con una sonrisa. Afrontar las penas, los problemas, los obstáculos que la vida pone en tu camino, apoyándote en esas pequeñas cosas que esa misma vida te proporciona. Desterrar los pensamientos amargos, y que su lugar sea ocupado por sus eternas enemigas: la felicidad y la esperanza.
Felicidad de saberte afortunado por lo que te ha sido concedido, y muy especialmente por aquello que te ha sido negado. Esperanza de saberte arropado por tus seres queridos, de saber que siempre hay un pequeño rayo de luz capaz de destruir tu tiniebla. Felicidad de ser consciente de tu existencia, de vivir tu vida y no la de otros. Esperanza de recordar los errores del pasado,de ser únicamente tú quien forja tu futuro.
No te engañes amigo, la vida no siempre es un camino de rosas, pues toda rosa tiene su espina. ¿Merece la pena entonces sufrir su pinchazo?
Pues sí amigo; créeme si te digo que merece la pena. ¿Cómo vas a contemplar entonces su belleza? ¿Cómo ibas a disfrutar de su profundo a la vez que delicado aroma?
Podrás caer mil veces, o cien mil, o un millón. Da lo mismo. Lo importante es saberte capaz de levantarte, porque te levantarás, tantas veces como caíste, o más incluso. Será más fácil o más difícil, pero alzarás la cabeza y mirarás al frente, enfrentándote a la vida con tus mejores armas: tu esperanza y tu sonrisa.
Entonces, querido amigo, encontrarás la felicidad.
