Sabes que debes hacerlo, pero ni siquieras sabes como. Estás sentado frente a un amigo, quizás, o quizás no estás sentado o ni siquiera sea tu amigo, no lo sabes. Pero acabas de comprenderla, acabas de darte cuenta que no solo sigue siendo la misma de siempre, además es diferente a como era. Sabes que quizás sea martes y estás completamente seguro de que quizás debes hacerlo. Sabes que tienes sus recuerdos, los tienes guardados como se guarda una vida que no te pertenece, con ciudado, con mimo...con miedo.
Las calles son calles y no hay verdad más absoluta. Ella se ha ido, quizás. La vuelta a casa es larga por el camino más corto y aún pensando que cómo debes hacerlo, si siquiera sabes cuando. Y acaricias su recuerdo como el que acaricia la piel desnuda de un cuerpo que no es el tuyo.
A veces has pensado que dependías de ella, tanto incluso como ella de ti. Luego te das cuenta que no hay ella, y que esa dependencia no es más que la droga que te obligaba a querer verla cada día. Quizás ella fuera la droga, pero sabes que ella no está y quizás, solo quizás, te tengas que dar cuenta de que tu vida sigue sin ser ella, ni por ella, si no, quizás, por ti mismo. Sabes todo eso, lo sé, pero también sé que no te apetece una mierda saberlo.