Hola este es el primer relato que pongo aquí.Espero que os guste-Lo pongo en inglés en el que lo escribí originalmente y una traducción al español. Ya se que es corto y no tiene mucho de relato pero en fin algo es algo.Decidme que os parece.
There I was. Waiting for the bus to leave the station. it was 3 o'clock and my watch just was going along with my heart beats: the first pumping the swift seconds that were killing my being.The latter shriveling, weary of beating. My eyes were witnesses of my
heart. It was the capital city. It was Madrid. Six-hour journey to Seville where I am still dying peacefully and wandering through its narrow streets, along which I walked with her many a time. At a warm crystal-clear night. Tears were gushing from behind my shades. Black. My heart too was so. Was I ever to see her again? Still I don't know. Yesterday I had a great but melancholy time. Melancholy has become my nightmare ever since I knew I would lose her forever. Such is life I say to myself. However I cannot find an answer.Why did I meet her? She was my mirth. She was my soul. Now only a remembrance that makes me see I am Sad, Sad, Sad. And the Bus went sliding through the gate of the station to the wild sunny afternoon of the capital , towards the ways that lead to where I belong and where she doesn't
Allí estaba yo. Esperando a que el autobus abandonara la estación.Eran las tres y mi reloj iba acompasando a los latidos de mi corazón: uno bombeando los raudos segundos que iban matanfo mi ser, otro marchitándose, cansado de latir. Mis ojos eran testigos de mi corazón. Era la capital. Era Madrid. Viaje de seis horas hasta Sevilla, dónde aún sigo sigo muriendo en paz y deambulando por sus estrechas calles, por las que paseé con ella muchas veces. En una noche cálida, clara como el cristal. Lágrimas fluían violentamente de detrás de mis gafas de sol. Negras. Como mi corazón. Ayer me lo pasé melancólicamente bien. La melancolía se ha convertido en mi pesadilla desde que sabía que la perdería para siempre. Así es la vida me decía a mí mismo. Sin embargo, no encuentro respuesta. ¿ Por qué la conocí? Era mi dicha. Era mi alma. Ahora sólo un recuerdo que me hace ver que estoy triste, triste, triste. Y el autobus fue deslizándose por la puerta de la estación hacía la salvaje y soleada tarde de la capital, hacia los caminos que llevan a donde pertenezco y a donde ella no.