Salvación (relato)

(Llevó muchos meses sin escribir y casi años sin publicar en este subforo... aunque ahora estoy volcado en la fotografía como carrera, necesito a veces coger la pluma y escribir...)


-Levanta, ¿hasta cuando piensas dormir? -gritó una cristalina voz escaleras abajo- ¡El desayuno está listo!

Con pesadez la manta cayó al suelo y el chico se inclinó sobre el borde para calzarse las mullidas zapatillas, el olor de ella impregnaba las sábanas a su lado despertando sus sentidos, aún le costaba levantarse solo, pero al menos los días completos en cama habían pasado. Hoy incluso se permitió bajar las escaleras sin el bastón, ¿tendría fuerzas incluso para intentarlo hoy?

-Toma, huevos revueltos, tus favoritos- indicó la bella joven mientras le servía el plato humeante- Me alegra no haber tenido que levantarse hoy con el agua fria... -río con cierta malicia mientras sacudía la jarra de agua- Y pensar Paul, que hace solo 2 meses apenas te mantenías en pie....-

Una sonrisa les acompañó mientras terminan el desayuno. Tras recoger los cuencos de madera, que quedaron sumergidos en la pileta, la joven redujo las brasas del hogar y cerró las ventanas mientras Paul se colocaba con lentitud la chaqueta.

-Bueno Sanadí todo es gracias a tus deliciosos desayunos - Exclamó el chico mientras cerraba los botones de su chaqueta y tomaba el largo bastón de madera- Sí solo recuperara la memoria... -Ella le abrazó y le besó la frente- Lo sé... tengo que tener paciencia... - se sacudió las manos para calzar mejor los guantes- ¿lista para que te deje atras en una carrera?.

-Tendré que pedirte ventaja entonces... -Con parsimonia Sanadí se colocó la bufanda mientras le sacaba la lengua y juntos salían al nevado camino.

Como era su costumbre, desde que Paul se restableció lo suficiente para salir de la casa, habían recorrido el camino del pequeño valle hasta el promontorio de roca que se alzaba en su extremo. Se sentaron en un largo tronco caído que descansaba junto a la base del promontorio, coronado por una pequeña cruz plateada- el suave viento anunciaba la llegada de la primavera y las nieves comenzaban a formar pequeños arroyos hacía la parte baja del valle, los enormes árboles se alzaban en la lejanía.

- Creo que hoy me gustaría intentar llegar a la cumbre... Me has contado tantas veces lo hermosa que es la vista desde ahí... - musitó Paul mirando hacia el promontorio de roca- Ya no hay apenas hielo en los peldaños...-

-¿Una carrera entonces? - musitó ella sonriendo-

-¿Y cual es el premio? - preguntó Paul arqueando las cejas- No tengo nada que darte... -

- Algo se me ocurrirá...- gritó ella adelantándose por las toscas escaleras de piedra-
Paul la contempló subir gracilmente los peldaños, a continuación miró su bastón y lo dejó apoyado contra el tronco, respirando con fuerza, inició el ascenso. Varias veces pensó en volver atráss cuando las rodillas le gritaron y los pulmones le ardieron, pero apretando los puños hasta clavar las uñas en los guantes siguió adelante.

Ella le esperaba en la cumbre, junto a la brillante cruz, frente a ellos el valle brillaba con las últimas nieves, algunos parches verdes destacaban a la falda de las montañas. Cuando Paul se apoyó en la cruz para recuperar el aliento, Sanadí se giró hacia él y por gesto le pidió que le acompañara al borde de la cumbre.

-Tenías razón... que vista mas hermosa...- musitó Paul mientras la tomaba por la cintura- ¿y dime que quieres de premio?, tú que me sacaste de una muerte segura en la nieve, tú que me cuidaste hasta volver a caminar cuando ni siquiera recordaba quién era... ¿que te puedo dar que no te haya dado ya?-

Las manos de ella se entrecerraron sobre los guantes de Paul, su mirada cristalina estaba cargada de un sentimiento difícil de adivinar, orgullo quizás y amor...

- Todo lo has hecho tu, yo solo te indique el camino...- Ella le giró hasta que la espalda de Paul dió al borde- Cierra los ojos...-

Agarrando con fuerza sus manos, Sanadí le besó con fuerza y antes de que pudiese recuperar el aliento le empujó con delicadeza hacia el abismo.

La habitación que le esperaba al abrir los ojos estaba en penumbra, una alarma sonaba a su lado. Miró hacía abajo y vio su cuerpo apenas vestido con un pijama de papel, de sus manos salían varias vías que le comunicaban con misma máquina que taladraba sus oidos con el intermitente sonido. Cuando entró la enfermera impidió que se levantara.

-Calma Paul... calma... necesitas descansar... has dormido durante mucho tiempo -con cuidado le acomodó en la cama y le desconecto el ligero casco que había tenido pegado a su cráneo- Sufrió un fuerte accidente y ha necesitado neuroterapia...-

-¿Dormir?... -Los recuerdos golpearon su memoria y le quitaron el aliento- Pero.. las montañas... ella... - intentó volver a incorporarse- debo buscarla...-

- Calma... se que estás confundido, el programa neuromental te ha ayudado a recuperarte del coma, pero es un proceso complejo... - La enfermera le sujetó firmemente contra la cama mientra a su orden se inyectaba un vial de líquido en una de sus vías- no te preocupes, los recuerdos residuales no tardarán en desaparecer... ahora descansa-

-Pero... -con un creciente adormecimiento Paul se aferró a los recuerdos cada vez más neblinosos- Ellá me salvo... -susurró antes de caer dormido- me salvó...-
-Sí, sin duda te salvó... - susurró la enfermera mientras le colocaba entre las sábanas ya inconsciente- pero ahora debes olvidar... el amor es una gran cura, pero aún eres muy joven para cargar con ese recuerdo- musitó mientras cerraba la puerta y corría a informar al médico del éxito del tratamiento.-
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