Samsung ha presentado los resultados financieros par el segundo trimestre del año con datos no tan optimistas como cabría esperar. El gigante surcoreano cierra julio con ventas por 52 trillones de wones (37.862 millones de euros) que han dejado 7,2 trillones de wones de beneficio (5.220 millones de euros), cifras que marcan una caída interanual del 24% y también empeoran el rendimiento del trimestre anterior.
Dado el decepcionante trimestre, Samsung ha
publicado una nota explicando a inversores los problemas experimentados durante el último ejercicio. En primer lugar, el fabricante reconoce un exceso de oferta de
smartphones en Europa y China que ha saturado sus respectivos mercados. Regiones en las que además la gama baja está dominada por la creciente competencia de los coreanos
con Xiaomi a la cabeza.
En el caso de China, los modelos 3G de Samsung han caído al vacío tras encontrarse con un público que permanece a la espera de los inminentes terminales 4G. Por otro lado, el fabricante también denota un aumento en el ciclo de vida de las tabletas, lo cual se une al propio éxito de las
phablets de Samsung que come mercado a sus parientes de mayores dimensiones.
Entre otras consideraciones, Samsung cita el meteórico ascenso del won coreano y un inusual aumento en la inversión de marketing para el segundo trimestre. En una
nota dirigida a los empleados, la directiva de la compañía reconoce la
desaceleración de sus TVs y
smartphones y promulga cambios en la gestión para "superar los obstáculos que se nos presentan".
En el comunicado a inversores, Samsung adelanta que "espera con cautela una perspectiva más positiva para el tercer trimestre con el próximo lanzamiento de su nueva línea de
smarphones". Esta sentencia probablemente se refiera a una nueva tableta Galaxy Note o a la llegada del renovado Galaxy S5 con LTE en todo el mundo.