Hace algunos meses Samsung anunciaba su propósito de invertir la colosal cifra de
116.000 millones de dólares en una estrategia a largo plazo con la que esperaba diversificar su negocio de semiconductores para plantar cara a
TSMC. El propósito era complementar sus propios sensores de imagen y chips de memoria con productos de clientes externos, compitiendo para hacerse con los contratos de producción de fabricantes
fabless (sin factorías propias).
En este sentido, ya sabíamos que
Nvidia iba a ser uno de sus clientes más importantes con la llegada de su próxima generación de tarjetas gráficas a 7 nm. Ahora, apunta la prensa surcoreana, sabemos que Samsung también acogerá parte de la producción de Intel.
Las publicaciones financieras
Pulse y
The Investor apuntan que Samsung se ha impuesto frente a TSMC en la liza por obtener el contrato para fabricar un volumen indeterminado de procesadores Intel de corte generalista. Se trata de una situación inédita, puesto que la firma estadounidense posee sus propias fundiciones, y aunque anteriormente ha encargado a socios externos la producción de alguno de sus chips, eran productos minoritarios.
Según fuentes consultadas por Pulse, Intel está teniendo problemas para satisfacer la demanda de sus procesadores. Las condiciones del mercado y los problemas encontrados durante la
complicada transición hacia los 10 nm parecen tener la culpa.
The Investor aporta algo más de información sobre los chips que serán fabricados por Samsung. Al parecer serán modelos de 14 nm, por lo que Intel no solo tendrá más facilidades para satisfacer la demanda, sino que debería contar con un margen de seguridad para adaptar de forma más gradual sus propias líneas de producción cara al
lanzamiento de los 7 nm en 2021, evitando (o al menos reduciendo) el riesgo de sufrir nuevos atascos.
Por ahora ni Samsung ni Intel han realizado declaraciones al respecto.