Arnold es una patata como actor. Tiene presencia ante la cámara y eso tan indefinible a lo que llaman carisma, pero como actor es malo de cojones. Lo que sí que es es listo como él solo eligiendo papeles. Conan, Depredador, Terminator, Mentiras arriesgadas, El último gran héroe o Desafío total. En todas éstas y algunas más demostró ir muy justito. Solo su imponente físico le salvaba (y en la actualidad, la nostalgia de quienes vieron sus películas de joven).
Respecto a esta película, lo que nos faltaba ya. Después de vampiros metrosexuales y hombres lobo románticos, ahora zombies sentimentales. Lo siguiente no sé qué será, el nivel de degradación al que están cayendo los monstruos clásicos es nauseabundo.