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Primera página
Esta chica es inentendible. De verdad. Y esa es una de las cosas que me gustaban de ella, que no soy capaz de entenderla. Que cojones pensará...
Esta última semana estuvo del mismo modo que la anterior: sin decir nada. Aunque esta vez, al menos respondía a cosa puntuales, aunque fuese para contradecirme. Esa extraña forma de convensar se hizo más palpable el jueves en clase de filosofía, hablabamos, y ella respondía con un tono de repulsión. Fue en ese momento justo, en que me decidí a dejar de perseguirla. Me rendí, simplemente.
Porque, si según todos sus conocidos y la gente de la calle, tras plantearles la situación, acaban hablando mal y peor de ella, y además me confirman que ella no quiere nada, pues con esa conversación, acabé por decidirme a dejarlo. Así que, ese viernes, aproveché que había excursión e ir al médico para que me mirasen la garganta. Se suponía que había que ir al instituto a última hora, pero pasé, entre otras cosas, porque ella estaría en clase y no quería verla. Durante el día del viernes ya pocas veces me venía su cara a la cabeza, había aceptado la realidad, que ella no era lo que yo pensaba, que jamás lo sería, que era una pava, una niña pequeña que prefiere soñar con unicornios antes que montar a caballo.
Esa noche dormí como nunca. Relajado, desde las diez de la noche a las dos de la tarde, con un peso eliminado de encima, y decidido a que la próxima vez que sintiese algo así por alguien, no me dejaría llevar tanto. Es lo que tiene enamorarse por primera vez, no sabes como reaccionar. Durante el sábado, solo 2 días antes de todo lo que me ha llevado hasta aquí, estuve muy tranquilo, salí con los amigos, nos reimos mucho, aunque sufrí algunos momentos de fogonazos pensando en ella. Fogonazos que durante el día eran más alejados unos de otros. Alquilé una serie en el videoclub, y un juego para un amigo, que no tenía tarjeta. A eso de las diez volví a casa para poner la serie a grabar, es más fácil y rápido que descargarla, aunque haya que pagar 3€. Tuve internet desconectado un cuarto de hora mientras comprobaba que los dvd funcionaban bien, no me fijé en ello, así que lo conecté más tarde y entré en mi correo.
No esperaba nada interesante...pero algo había. Un correo de ella. Precisamente de ella, la chica de la que pensaba estar enamorado, y que ya había decidido ignorar. Maldita pécora. Al abrirlo, pensé que quizás se habría equivocado, porque me pedía que imprimiese su dni. Que yo, con quien parecía que no quería ni verme, me pide que le imprima su dni. Por. La. Cara. Por supuesto que debía estar equivocada, claro. Me vino a la cabeza aquella conversación en clase de francés en la que hablaban de falsificar carnets para entrar en lugares, y yo entré en esa conversación y les dije que no era necesario que hicesen nada de eso. Pero de eso ya hace 2 meses. Así que no tendría sentido que me enviase eso. Posiblemente lo habría enviado en cadena a más contactos, así que miré los detalles del mensaje. El único contacto para el que estaba enviado, era para mi.
¿Qué concluyo de eso? ¿A qu viene? ¿Ha sido un error por su parte, una casualidad tal que sólo me ha enviado a mi un mensaje, y que precisamente un mensaje que contiene su dni con sus datos y su dirección, cosas que ya descubrí por mis métodos? ¿Una coincidencia? ¿O una estratagema suya para que yo haga algo, una especie de ironía en relación directa con el tema de las tarjetas navideñas? En ese caso, ¿qué quiere que haga? ¿Que vaya a su casa? ¿Por qué se hace la complicada de este modo?
Sea como sea, por mucho que esas preguntas me llegasen en segundos a la cabeza, no serviría de nada darle vueltas. Así que decidí contestarle, de una forma pensada, para que no pareciese nada pero se entendiese que me resulta curioso y demasiado casual que me haya enviado eso. Un respuesta táctica, la llamaría. Así, le pregunté: que? imprimir tu dni?. Ahora solo quedaba esperar una respuesta. Lo más seguro era que se cubriese las espaldas diciendo que es un error. Si lo hiciese, le quitaría ese escudo diciendo que es demasiada casualidad, y que yo no creo en la casualidad. Claramente, tendría que dar explicaciones...
De nuevo, he vuelto a estar con la cabeza en ella, cuando ya casi había logrado salir de esta situación a la que he vuelto. Han pasado tantas cosas, y sigo siendo gilipollas. Y más por pensar en tonterías, precisamente en estos momentos
Así que, ese viernes, aproveché que había excursión e ir al médico para que me mirasen la garganta.
Kayru escribió:Me has dejado con ganas de más, tengo curiosidad...