Olé por el taxista, con dos cojones. Porque a ver, el taxista ni sabría que ese violín era un Stradivarius. Y un violín de los normales que suene bien vale como mínimo 3 o 4 mil euros. Y uno de esos se pueden encasquetar bien en cualquier lado, y el tío se habría pagado más de una mensualidad con la tontería. Así que honrado lo fue y un rato...
Ahora que, soy yo el taxista, y si me cuesta localizar al cliente, lo siento pero se queda sin Stradivarius. No lo vendería, pero me lo quedaría como obra de arte. Tengo un gran amigo violinista al que le molaría muchísimo verlo y tocarlo, y a lo mejor hasta se lo vendería por un buen cacho (diría que se lo daría, pero Stradivarius no se encuentran todos los días
).
Por cierto, el artículo ese que ha posteado alguien sobre los Stradivarius está obsoleto. Hace no mucho (¿un año, quizás?) descubrieron cómo dotar a los violines de esa sonoridad hasta entonces exclusiva de los Stradivarius. Se hace bañando la madera del violín en unos aceites especiales obtenidos de no sé dónde, aparte del barniz, resinas, polvo de vidrio triturado y el bórax, que endurece la madera y abre los poros. Hay un químico húngaro, Nagyvary, que ha investigado tediosamente las propiedades físicas de los violines Stradivarius, y ha creado su propia línea de violines. Hicieron una prueba que consistió en algunos de los mejores especialistas en audición escuchando la misma pieza con ambos instrumentos, y tenían un acierto de prácticamente el 50%; vamos, que los confundían. Así pues, al parecer ya han conseguido como mínimo igualar la técnica luthier de la familia italiana