Me siento respondiendo a una carta que va dirigida a mi, pero en estos días todo lo que tiene que ver con distancia, palabras no dichas y el maldito deseo de volver atrás me remueve las entrañas.
"Volveremos a hablar" y todo será diferente porque nada es igual. Porque ver que hubo una razón para que el sueño se acabara nos hace ver la realidad absurda, asquerosa, diferente...
¿Y tiene sentido volver a hablar? ¿Tiene sentido volver a verse? Lo bueno que hubo quedará... ¿debemos obligarnos a querer mantenerlo en el presente?
Pero hacerse preguntas que nadie responde como nos gustaria no sirve de nada. Nada sirve de nada, en realidad, hasta que nosostros mismos nos damos la colleja bien fuerte, nos empujamos hacia delante, nos movemos de nuevo y empezamos de nuevo a vivir.