Este sentimiento es muy habitual en las generaciones anteriores. Te pongo un ejemplo muy típico en Estados Unidos: las grandes empresas tienen como tradición regalar un reloj de categoría al empleado que se jubila. Depende de la empresa pero puede ser perfectamente un reloj de lujo de gama media/alta. Ese reloj es el "presentation watch".
La tradición marca que se le ponga una leyenda en la parte de atrás, que suele decir: "A fulanito de tal, por 25 años de leal servicio en la empresa X".
Unos ejemplos. Fíjate lo bien conservados que están. No parece que tuvieran mucho uso
Pues mucha gente recibe este reloj, lo guarda en la caja fuerte, entre sus cosas más preciadas, y no lo usa nunca.
Cuando fallece esta persona, los herederos abren la caja fuerte, y sacan el reloj, que puede ser de pila, (con lo cual ya puede haberse estropeado por haber pasado muchos años sin uso y haberse descargado la pila dentro) o de cuerda, o automático, y en una gran cantidad de ocasiones, no le dan ningún valor y lo ponen a la venta por internet, donde con suerte, quizá lo vendan por un puñado de dólares, pero no mucho dinero porque en EE.UU los relojes que llevan una leyenda detrás no se cotizan igual que los normales.
En otra ocasión divisé a lo lejos un objeto brillante en un contenedor de escombros, me acerqué a mirar por curiosidad y era un volumen extraordinario de una enciclopedia de 1931 que parecía nuevo. Seguramente estuvo guardado en una vitrina, preservado del tabaco y el polvo, durante décadas. Ahora habría fallecido el dueño o dueña, y los herederos vaciaron el piso y tiraron todo a un contenedor. Yo pude salvar ese libro, pero imagina la cara que pondría el dueño o dueña de la enciclopedia si supiera que sólo se ha salvado un volumen de toda su impresionante colección acumulada durante toda una vida.
Moraleja: usa tus cosas y no las reserves tanto porque cuando ya no estés, probablemente a quien las herede, le parecerán cosas sin atractivo o trastos viejos y a lo mejor se van para un contenedor directamente.