De nuevo, el reflejo estaba ahi.
- Tu pregunta esta siendo contestada.
Seguia de pié, inmovil, mirandome fijamente en el centro del alma, recortando cada borde de mi sensibilidad con su voz...
- Si...
Mi contestación.
Estabamos quietos, los dos, en el vacio mas absoluto, mirandonos fijamente a los ojos. Yo tiritaba de miedo y frio, el dejaba tiritar sus pupilas de tristeza.
Sonaría a topico hablar de "elegidos". De la gente que ha sido elegida para realizar una accion... Para liberar a su pueblo e la opresion, para abir los ojos a la gente, para descubrir una reladidad oculta en un pedazo de materia llamado "universo".
Yo todavia necesitaba abrir mis ojos.
Mi reflejo habia desaparecido.
Mi inquietud y mi miedo me llevaron a hacer la pregunta mas tonta que jamas se haya formulado.
- ¿Quien eres?
- Lo sabes, Lohan, lo sabes.
- Tu no puedes ser yo.
- No tengo porqué serlo.
- ¿Que quieres ser?
- ¿Que quieres que sea?
El vacio se prolongó un par de minutos. No habia nada, pero el estaba presente.
Mi mente seguia siendo un agujero negro.
Me incorporé. Estaba tumbado en el suelo de la habitación del hospital.
Mi cabeza sangraba, la sangre oxidada se extendia por el suelo, mezclada con lagrimas y sudor.
Me sentía completamente normal, pero algo dentro de mi no funcionaba bien.
Miré de nuevo al poster. Los colores seguian siendo los mismos, y ya podía distinguir las letras.
- Proyecto Shine.
¿Formaba parte de un proyecto?
Como una estrella fugaz, todos los sentimientos recogidos en esta sucesion de sueños volaron por delante de mi razón.
Ya lo había visto.
En ese momento, los medicos entraron en mi habitación, rapidamente, me cogieron, impidiendole a mis extremidades gozar de movimiento, y un latigazo estremeció mi corazón.
Caí.
- Se nos va de las manos...
- Ha sobrepasado el limite establecido...
- Deberiamos pararlo.
Mis lacrimales saturaban mi vista. Todo estaba borroso.
Por primera vez echaba de menos mi vida.
El medico extrajo la jeringuilla de mi nuca, con un movimiento muy exagerado.
Y entonces empecé a ver con claridad...
Desperté.
La puerta se cerró. Ellos seguian dentro.
Yo me levanté.
Y mi alma vomito un grito...
...y mientras corrian los rios de sangre brotaban de mi boca, mis ojos miraron al vacio presente en los ojos de los medicos presentes.
Todos decidieron olvidar sus cuerpos.
Era la hora de brillar dentro de mi.