Estaba harto.
La pildora bailaba en mi mano, mis ojos, concentrados en ella, dudaban. El flourescente parpadeaba, reflejando su angustia en el espejo del lavabo...
Me decidí... mi lengua empujó la capsula...
Mi virginidad mental se había profanado.
Mientras el extasis se preparaba para correr por mis venas, salí del servicio, un poco confuso. Tenía miedo.
- Que, Patrick, ¿ha habido huevos?
Asentí, con miedo.
- ¡¡Puta madre!! - Aquel chaval que me llamaba Patrick comenzó a tornar en una figura desconocida. Mi miedo aumentaba.
El pistoletazo de salida retumbó en mi cabeza, el extasis comenzó a correr. Yo me quedé parado...
Me estaba ganando terreno.
Las figuras se confundian con los lasers de colores, el humo luchaba con el techo de la discoteca por salír al exterior, mi mente se estaba liberando. Pero mis ojos seguian reflejando miedo.
Y ahi empezó.
La canción de Lohan, remezclada por algun DJ colocado de anfetas al máximo, comenzó a retumbar en mis entrañas...
Cada nota del piano caia en la boca de mi estomago como un mazazo.
Necesitaba agua. Mis musculos no respondían.
Todos los ojos enfocados a los mios.
Todas las mentes haciendose la misma pregunta: "¿Que coño le pasa al notas este?"
Todas las bocas cuchicheando sobre mí...
La musica seguia sonando, la cancion seguía...
...y yo odiaba a Lohan mas que nunca.
Mi cabeza tropezó con el suelo de la discoteca, mi boca dejaba salir lamentos.
Aparecieron ellos, y me cogieron, dejando caer mi alma en una camilla blanca.
Mire al chico que me llamaba Patrick, y me miraba. Un hombre se le acercó y le dió un sobre. El chico sonrió, y se lo guardo en la chaqueta.
Pero yo ya no le veia.
Solo veía una habitacion blanca.
Y mi reflejo en ella.