Creo que amargarme y resignarme ante la noticia de una muerte inminente es la peor de las opciones que podría elegir. Cuando un problema no tiene solución deja de ser un problema, y en este caso la muerte sería algo que yo debería aceptar sí o sí. Una vez aceptado el hecho de que voy a dejar este mundo, llegaría el momento de plantearme qué quiero hacer con mi vida. Esos últimos 6 meses serían probablemente los meses que me gustaría vivir con más intensidad en toda mi vida:
- Porque no quiero que los míos me recuerden hundido, desesperado y asustado en mis últimos momentos, mejor que me viesen alegre, radiante y vivo. Creo que el ver a un ser querido sufriendo cada vez más hasta morir sin poder hacer nada es la puta peor tortura. Así que si puedo evitar en parte ese sentimiento en los míos, ya tendría un motivo para aprovechar mis días al máximo.
- Porque hay cosas que desearíamos hacer y nunca hicimos por miedo o por dejarlas pendientes. La muerte es algo que quizá haga cada día más valioso y aprovechable, pero el pensar que aún queda tiempo para arreglar nuestras cosas nos incita a no hacer algunas de ellas. Pero cuando el tiempo de vida restante se divide entre X, el valor de cada día se multiplica por X, así de sencillo. Unos dicen que se liarían a drogarse, otros a follar, otros a matar, otros a viajar... En fin, cada uno termina lo que cree que tiene que terminar.
- Porque morir con miedo, sin paz y con frustración tiene que ser horrible. Imagínate. Estar en tu lecho de muerte atormentándote porque tus proyectos y tú os quedáis incompletos, porque no sabes qué viene después, porque no te imaginas el mundo sin tí en él, porque echarás de menos la vida... Entonces, cuando estés ya agonizando, te darás cuenta de lo que aprecias tu vida aún más, y te desesperarás aún más, y... Uff. No. Yo prefiero VIVIR de verdad mis últimos días, arreglar todo lo que pueda para cuando yo no esté, disfrutar de todo lo que pueda, hacer lo máximo de lo pendiente y esparcir felicidad, alegría y sonrisas a puñaos a todo el que se me cruce. Para mí la única forma de que la vida merezca la pena es siendo feliz y haciendo feliz a todo el que pueda. Entonces, ¿por qué no hacer que los últimos días merezcan la pena? De esa forma, creo que podría morir en paz, sabiendo que al fin hice lo que nunca fui capaz de hacer. Y así, por lo menos, el que no le sonrió a la vida le sonreiría a la muerte...
Dicho esto, creo que no tengo ni idea de qué me daría por hacer si supiese la noticia, me es imposible ponerme en la situación. Supongo que mis prioridades se establecerían solas y a partir de ahí haría lo que me diesen ganas de hacer. Ni siquiera sé si sería capaz de hacer todo lo que yo considero que debería hacerse, pero bueno, esa sería mi última misión en la vida