2002: Fue un año de adolescencia feliz pero pudo haber sido mejor, pues mi tendencia a vivir con ansiedad y miedo provocó que no terminara de disfrutar del todo y que, durante el año siguiente, tomara muy malas decisiones.
2004: Ídem. Época muy dulce pero no disfrutada del todo, tomando una serie de malas decisiones (por las mismas razones arriba mencionadas) que tuvieron sus consecuencias durante, no solo el año siguiente, sino años posteriores. La peor de todas, la de la carrera que hice. No es que me vaya fatal actualmente, todo lo contrario, pero fui inmensamente infeliz durante los años de universidad.
2014: Época muy dulce y, además, muy disfrutada. Nunca he sido tan feliz como durante aquél año.
2020: Paradójicamente, nada mal para ser el año de la pandemia y el confinamiento. Aunque ésta es una mención honorífica que no tiene ni punto de comparación con los años que he mencionado, a los que volvería sin pestañear.