Tus meñiques
susurran besos
a mis manos
y barren
sus esquinas
con caricias:
echan los peces
de aire muerto,
echan tristeza
hecha a medida…
Y las raíces de mis manos
sienten la vida
estremecerse,
saben por dentro
ríos rojos
de sangre oscura
e impaciente.
Late corazón, late…
Siente corazón, siente…
anda, un beso!