Somos siete amigos, nos presentaron hace muchos años en la boda de un conocido común. Dicen que de una boda nace otra, pues en nuestro caso nació un matrimonio de siete.
Pero hace unos años perdimos la pista a uno de nosotros, simplemente dejo de llamarnos, dejo de venir a nuestras reuniones semanales, no dejó rastro, se desvaneció.
Desde ese momento nuestro pequeño grupo de siete nunca volvió a ser el mismo, un grupo de seis nunca puede ser un grupo de siete, nuestra comunidad perdió su integridad, su perfección, dejamos de ser un cuerpo completo, un grupo cerrado. Buscamos desesperadamente soluciones. Mi primo, cuando se vino a vivir a Madrid, nos acompañaba en algunas reuniones con el fin de ocupar la silla del séptimo integrante de nuestro grupo de siete, pero sólo vino durante unos meses, ya que no se adaptó en absoluto a nuestra comunidad, nosotros llevábamos muchos años juntos, habíamos vivido muchas cosas juntos, habíamos compartido todo y explicarle todo aquello a un nuevo integrante era un esfuerzo que no estábamos dispuestos a asumir.
Desesperados, la semana pasada convocamos una reunión de urgencia, se cumplían 5 años desde la desaparición de nuestro séptimo integrante, desde entonces, las reuniones semanales se habían convertido en reuniones mensuales, y posteriormente en reuniones semestrales. Dejamos de ser un grupo de siete y pasamos a ser seis conocidos. Pero después de la reunión de urgencia decidimos volvernos a juntarnos una última vez, íbamos a aunar nuestros esfuerzos en la búsqueda del séptimo integrante desaparecido.
Fue simple, tres días después le encontramos.
Cuando le vimos, una lágrima de felicidad resbaló por mi mejilla. Él se mostró tremendamente feliz también, los siete nos abrazamos efusivamente recordando viejos tiempos. Lentamente, e inundado por las lágrimas, saqué un pequeño abrecartas de mi bolsillo y lo introduje en el estómago de nuestro queridísimo séptimo integrante, que cayó al instante desplomado en el suelo.
Abandonamos el lugar inundados por la felicidad de saber que los siete volvimos a ser uno por un instante. Nunca más nos volvimos a ver.