un día,
cuando los poemas
invadan el país
de los grillos,
te diré la verdad.
será el día
que acabe
con la noche del Álmax
mientras los dos,
ajenos al mal trago,
asistimos al ocaso
de la verbena.
un día
exactamente igual
que
mañana
cerraremos con ansia
el umbral
de la tarde
para envolverlo
en papel de estraza,
y sólo entonces
podremos dedicarnos
a cultivar siestas,
a disecar juntos
todos los inviernos
que hayamos olvidado.
(a V.)